Jóvenes, migrantes y estigmatizados por pertenecer al círculo cercano de algún dirigente opositor. Estas son las historias de María Laura Márquez, Eugenia Olavarría, Adrián Quiñones y Santiago Rocha
NotMid 11/01/2025
EUROPA
Las vidas de María Laura Márquez, Eugenia Olavarría, Adrián Quiñones y Santiago Rocha son como las de otros tantos jóvenes venezolanos que crecieron bajo la batuta del chavismo y que encontraron en la migración la única salida para una situación crítica. Pero también son biografías marcadas por la lucha de sus padres, hermanos y tíos, que perdieron su libertad en el marco del 28-J por intentar conseguir la de su país. Hoy sus familiares se encuentran presos en El Helicoide o asilados en la embajada de Argentina en Caracas, mientras ellos dan voz a sus casos desde el exilio. Sin perder ninguno la esperanza puesta en este decisivo 10 de enero.
El régimen chavista acumula alrededor de 1.800 presos políticos, entre ellos se encuentran Dignora Hernández -secretaria política de Vente Venezuela-, Perkins Rocha -abogado de María Corina Machado-, y María Oropeza -directora de Vente Venezuela por el estado de Portuguesa-. Además, los opositores que siguen fuera de las cárceles no esquivan la represión, como ocurre con Magalli Meda, jefa de campaña de Machado y todavía refugiada en la legación argentina.
Estas son sus historias contadas a través de sus seres queridos, quienes se marcharon para evitar ser también perseguidos, viendo así truncadas sus vidas y obligados a empezar de cero fuera de su patria.
MARÍA LAURA MÁRQUEZ, SOBRINA DE DIGNORA HERNÁNDEZ (SECRETARIA POLÍTICA DE VENTE VENEZUELA)
Esta abogada, de 29 años, salió hace más de dos meses de Venezuela, dejando atrás su trabajo en consultoría y su empresa de catering, para evitar estar en el punto de mira del chavismo por el trabajo realizado por su tía. La dirigente de la cúpula de Vente Venezuela Dignora Hernández fue detenida cerca de su residencia en Caracas casi al mismo tiempo que el coordinador nacional Henry Alviarez el pasado 20 de marzo, cuando todavía no había un candidato claro por parte de la formación para las elecciones presidenciales tras la inhabilitación de Machado. “Dignora siempre ha sido una figura bastante operativa dentro de lo que representa el partido Vente Venezuela y, posteriormente, cuando se instauró el Comando Con Venezuela [plataforma de apoyo a la candidatura de Edmundo González]. Ella estaba en una coordinación que se encargaba de las alianzas políticas, entiéndase por ello congeniar todos estos partidos políticos de la oposición tradicional venezolana para que todos pudieran unirse dentro del proyecto Comando Con Venezuela. Esto le daba a ella mucha exposición y desarticular ese equipo era quizás darle inestabilidad al proyecto”, explica Márquez. “La interceptaron dos camionetas, una de ellas sin identificación de placa, y la subieron a la fuerza”, recuerda la sobrina de la ex diputada. Gracias a un vídeo de una persona que estaba en la calle, que se hizo viral, pudieron comprobar lo que sucedió. Después, estuvo desaparecida durante ocho días. “No fue hasta que recibimos un mensaje anónimo cuando supimos que ella estaba recluida en El Helicoide”, dice la joven venezolana.
Lo primero que hizo la familia fue exigir que Dignora Hernández pudiera tener acceso a sus medicamentos porque sufre hipertensión y procesos alérgicos severos. “Si ella no continuaba con su medicación, podía desencadenar en un episodio de asfixia y esto podía ser fatal”, subraya Márquez, que añade que estas dolencias se agudizaron con el estrés que se sufrió al estar recluida y sin hablar con su círculo cercano. Hubo momento críticos para su salud, como cuando hace unos tres meses tuvo una crisis fuerte: “Su cuerpo completo estaba lleno de urticaria y no le estaba permitiendo respirar bien”. La integrante del partido de Machado llegó a desarrollar alergia casi a cualquier cosa.
Aproximadamente, a los dos meses de encierro pudo recibir su primera visita. En El Helicoide la comunicación con el exterior no es constante y todavía no ha podido hablar con su abogado. “A ella se la impone una defensa pública, la cual ella rechaza”, asegura Márquez, destacando que no existe un proceso judicial al uso en el caso de su tía. “Queda la confirmación de su detención porque el mismo día 20 de marzo, a los 40 minutos de que sucedió el hecho, salió el fiscal general Tarek Williams Saab a dar una rueda de prensa y ahí dijo que se había efectuado la detención de Dignora Hernández y Henry Alviarez por conspiración, legitimación de capitales y asociación para delinquir”.
En estas fechas críticas para Venezuela, la sobrina de Hernández denuncia que “dentro del centro de reclusión ha aumentado la hostilidad en contra de los presos y las visitas están suspendidas hasta nuevo aviso”. Gracias a la existencia de una red de familiares de prisioneros políticos se puede ‘arañar’ más información del interior de la cárcel. “Ellos están confiados, convencidos y fortalecidos de que éste es el momento, que todos los que estamos afuera tenemos que seguir impulsando esta campaña desde cada frente que nos toque y que no hay que dejar la lucha ni dejar negociar la libertad no solamente de ellos sino de Venezuela, porque ellos están haciendo un gran sacrificio estando allá”, puntualiza.
Tras el 20 de marzo, toda la rutina de la familia de la política de Vente Venezuela cambió y algunos integrantes incluso recibieron amenazas. La migración de la joven letrada alivió a sus padres y a su tía, pues era la manera más fácil de atacar a la ex diputada. “Dignora no tuvo hijos, ella me ha criado. Mi salida fue algo que afectó al núcleo familiar por completo”.
EUGENÍA OLAVARRÍA, HIJA DE MAGALLI MEDA (JEFA DE CAMPAÑA DE MACHADO)
Con tan solo 25 años no tiene miedo a hablar pues ansía que todo cambie en su país cuanto antes. El año de su exilio, 2017, coincide con uno de los ‘picos’ de la crisis política de Venezuela. “En ese momento, María Corina no era la protagonista del movimiento opositor, pero aún así se sabía que cuando quieren generarte miedo lo hacen a través de los familiares. Yo siempre estuve en las protestas. Mi familia estimó que si me llegase a pasar algo, yo fuese una manera de silenciar a mi mamá y a su trabajo”, recuerda. Meda, considerada ‘número dos’ de Machado, trabajó en la formación política desde los inicios de Vente Venezuela y ha sido hostigada constantemente.
Olavarría terminó en 2017 lo que en España sería el Bachillerato, estuvo cinco años como refugiada política en Bélgica y después tramitó la nacionalidad española.
“Desde el 20 de marzo ya se sospechaban las posibles órdenes de captura. Es una realidad que todo aquel que se dedica a la política en Venezuela se enfrenta” al Gobierno, sostiene la hija de la jefa de campaña de Machado. Olavarría se enteró a través de una amiga de lo que estaba ocurriendo con su madre e intentó comunicarse con Venezuela, pero nadie respondía a sus llamadas. Ella estaba intentado graduarse en Diseño y los acontecimientos que se estaban sucediendo en su nación la desestabilizó.
“El sueño de todos es una Venezuela libre”, asevera, aunque matiza que hay mucha gente a la “que le sigue dominando el miedo”. “Habrá razones para tener miedo, pero no importa, porque hay demasiada gente buena que está poniéndolo todo. Yo temo obviamente a que entren a la embajada, pero estamos en tal punto que lo importante es Venezuela, que esta gente se vaya, que las cárceles abran las puertas”, continúa.
“En la embajada ahora están pasando hambre. No tienen suficiente comida. Cuando piden, detienen a los motorizados de ‘delivery'”, advierte Olavarría, insistiendo así en que los cinco asilados que quedan en la legación -Fernando Martínez Mottola, uno de los principales estrategas de la oposición, se entregó a la Policía en diciembre- están al límite.
Respecto a las comunicaciones con su madre, “hablamos poco últimamente porque tienen pocas horas del día con luz, tienen muchísimas reuniones, le mando coraje como puedo… Esta semana hay una presión fuerte”. Lo último que le ha contando Meda es que los vecinos reportaron que “tienen patrullas policiales en cada esquina de esa zona”.
ADRIÁN QUIÑONES, HERMANO DE MARÍA OROPEZA (JEFA DE CAMPAÑA DEL COMANDO CON VENEZUELA Y DIRECTORA DE VENTE VENEZUELA POR EL ESTADO DE PORTUGUESA)
“Aquí sigo, inquebrantable, con las convicciones intactas, con la dicha de que hemos hecho lo correcto y con la esperanza de volver a reencontrarnos muy pronto. No me arrepiento de nada, de hecho, hoy estoy más orgullosa de ser venezolana pero sobre todo de ser portugueseña”. Es un extracto del último mensaje desde El Helicoide que ha podido filtrar María Oropeza, la joven política de 30 años que logró dar la vuelta a un estado tradicionalmente chavista en las pasadas presidenciales. Luciendo una camiseta blanca con el rostro de su hermana, Adrián Quiñones recuerda otro caso destacado de la violencia postelectoral. Este ingeniero de formación, de 32 años, se marchó en 2022. Tenía poca idea de política hasta que se ha visto obligado a ponerse al día para defender a la directora de Vente Venezuela por Portuguesa.
La detención de Oropeza fue el 6 de agosto del año pasado. Él recibió la llamada de un amigo llorando, alertando de lo que estaba sucediendo al otro lado del océano y pidiéndole que lo viera a través de Instagram. La dirigente opositora estaba retransmitiendo cómo allanaban su casa y la detenían. “Tuve que ver el ‘live’, sin poder llamarla ni nada porque ella estaba haciendo eso para crear una evidencia de su detención, porque ella sabía a lo que se iba a enfrentar ya. Cualquier persona que esté en la política en Venezuela o cualquiera que defienda los derechos humanos es propensa a ir a la cárcel de manera arbitraria”.
“Dos horas antes de su detención ella hizo un vídeo denunciando la ‘operación Tun-Tun’, que es la que ha llevado al Gobierno a reprimir al pueblo. Políticos, defensores de derechos humanos, jóvenes, adolescentes, mujeres, ancianos, niños… que protestaran con un cártel que dijera ‘Venezuela libre’ si los veía la policía y los cuerpos de Inteligencia se los llevaban encarcelados”, detalla Quiñones. “Es algo que hay que denunciar y eso lo hizo mi hermana con bases legales”.
La noticia de la detención “arbitraria” tuvo mucho alcance. Tras el vídeo que ella misma publicó en Instagram del allanamiento de su casa, la familia no supo nada más y trató de buscarla por la capital del estado de Portuguesa, Guanare. “Hasta que en la red social del DGCIM colgaron un vídeo de ella bajándose de una avioneta con una canción de fondo de Freddy Krueger. Fue espantoso para los familiares porque usaron eso para intimidar al pueblo. Muchas personas asumieron que estaba en Caracas”, relata. Diez días después supieron que estaba en El Helicoide.
El caso llegó a instancias de la Organización de Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares el 10 de agosto. “Supongo que eso es lo que ha ayudado un poco a que no sufra torturas”, apunta. Tardaron dos meses en saber algo de ella y, en total, ha tenido seis visitas hasta ahora de sus familiares. “Está bien físicamente y mentalmente, pero quién va a estar bien privado de libertad”, se cuestiona.
El detonante de su detención, además del vídeo sobre la ‘operación Tun-Tun’, fue su trabajo de ‘hormiga’ en su estado. Ha dedicado toda su vida a la política, entró muy joven a las filas de Vente Venezuela y logró dar la vuelta a los resultados en Portuguesa, donde la población tiene escasos recursos. Allí siempre predominó el chavismo, pero en 2024 arrasó la oposición. “María hizo que el pueblo de Portuguesa despertara, que salieran a la calle a votar. Por eso, yo creo que está en El Helicoide”.
SANTIAGO ROCHA, HIJO DE PERKINS ROCHA (ABOGADO DE MARÍA CORINA MACHADO Y COORDINADOR NACIONAL DE PROMOCIÓN DE VALORES DE VENTE VENEZUELA)
A sus 30 años, conoce desde niño lo que es la represión porque no es la primera vez que sale de su nación. Migró definitivamente en 2020 y dejó allí su trabajo. “El venezolano con el régimen que está ahora en el poder no está libre, ni dentro ni fuera de Venezuela. Todos hemos sufrido que nos racionen el agua en nuestras casas, que no podamos estudiar o no podamos ver series porque nos quitan la electricidad, no podamos comer lo que deberíamos porque hay escasez… No estamos en El Helicoide, pero igualmente estamos presos hasta que el régimen se vaya del poder. Ahí va a ser en el momento en el que recobremos nuestra libertad. Porque al mismo tiempo que yo estoy fuera del país y ya no me racionan ni el agua ni la electricidad, yo estoy aquí hablando y no voy a poder decir todo lo que verdaderamente pienso, creo y sé, por miedo a que le hagan algo a mi papá, mi mamá, a algún familiar…”, denuncia. “Se sabe que hay gente de ellos [del chavismo] en muchas partes del mundo generando terror porque el terror es la única política que ellos tienen”, continúa. “Soy vulnerable a que me pase lo que sea aunque no esté dentro de Venezuela”.
“Mi papá siempre ha sido una persona muy cercana al mundo de la política, él es un abogado y fue magistrado en una de las cortes venezolanas en la cual tuvo su primer encuentro con este Gobierno, que fue una decisión de Chávez de sacarlo a él y a otros magistrados con militares sin ningún tipo de orden. Ese caso se llevó a cortes internacionales en las cuales decidieron a favor de mi padre y de los demás que había sido un acto arbitrario. Pasó en 2002”, recuerda. Él y su hermano eran muy pequeños y entonces ya tuvieron que irse del país “por miedo”. “El terrorismo de Estado no es nuevo, tiene más de 20 años”, aclara.
Perkins Rocha comenzó a formar parte del partido de María Corina Machado como asesor jurídico y también de Comando Con Venezuela, además de ser coordinador nacional de promoción de valores. También fue uno de los testigos ante el Consejo Nacional Electoral el 28 de julio, avalados por este mismo organismo. “El día de las elecciones, después de que se tardaba tanto en dar los resultados, salieron en una rueda de prensa y dijo que ‘por la verdad ellos iban a dar hasta sus vidas’. De cierta manera, lo han hecho”, narra Santiago Rocha.
El 27 de agosto se enteraron por un tuit de una periodista venezolana que se habían llevado a su padre a la salida de una farmacia. La familia estuvo dos o tres días sin saber nada, hasta que a su madre le llega un mensaje de texto en el que se informa de que está en El Helicoide y de la imputación de cinco cargos. “A día de hoy, no hemos podido ni verlo, ni hablar con él, ni su abogado ni nadie”, subraya. “No hay un sistema de justicia en Venezuela que vele por los derechos de los ciudadanos”, apostilla.
“En El Helicoide están aislados, sin posibilidad de tomar agua, ver el sol, sin saber qué va a pasar, están solos”, argumenta para calificar como “centro de tortura” a esta cárcel. “Tememos por la vida y la salud de mi padre y de mi madre, que está expuesta a que le pueda pasar algo en cualquier segundo”. “Mi padre tiene una válvula en el cerebro que lo ayuda con un pequeño tumor que le produce hidrocefalia. Cualquier golpe o forcejeo innecesario puede activarle otra vez esa hidrocefalia por mal funcionamiento de todo el proceso de la válvula”, explica temeroso el joven venezolano.
Estos cuatro jóvenes piensan que están estigmatizados por ser familiares de personas próximas a la oposición. “Hemos sentido rechazo”, asegura María Laura Márquez. La razón que hay detrás es que “la gente tiene miedo”, según Eugenia Olavarría, de vincularse con ellos. A pesar de sus historias de huida y de persecución de sus familiares, la esperanza en el 10-E sigue intacta. “7.400.000 personas salieron esperanzados a votar por un cambio y no lo hicieron en vano. La única arma del pueblo es la voluntad de cambio y la verdad”, apunta Santiago Rocha, quien a su vez sueña con “la Venezuela próspera que le contaba su papá y que no la hemos podido vivir ninguno”. “Nosotros estamos aquí en el exilio, pero queremos volver a reactivar ese aparato productivo y aportar todo lo que nosotros sabemos para que Venezuela sea un país próspero”, defiende Adrián Quiñones. Por todo ello, pide a la comunidad internacional “que tome acciones drásticas”
Agencias