Ana Carolina Guaita, corresponsal del diario electrónico La Patilla e hija de dirigentes opositores, fue encarcelada con falsas acusaciones de terrorismo y conspiración.
NotMid 23/12/2024
IberoAmérica
Las puertas giratorias del chavismo trabajan a toda velocidad en la cuenta atrás de cara al 10 de enero, día clave para la democracia venezolana con la juramentación presidencial. En las últimas horas ha recobrado la libertad la periodista Ana Carolina Guaita, corresponsal del diario electrónico La Patilla, encarcelada durante cuatro meses con falsas acusaciones de terrorismo y conspiración.
La joven de 26 años fue detenida para obligar a sus padres, dirigentes opositores, a que regresaran al país en una especie de canje macabro, sólo posible en revolución.
“Mantén tu frente en alto porque no cometiste ningún delito, solamente cumpliste con tu misión de informar, según lo que establece la Constitución y nuestro código de ética”, se felicitó el Colegio Nacional de Periodistas. De los 13 periodistas encarcelados a lo largo del año, todavía nueve permanecen en prisión, más Claudia Macero, refugiada en la Embajada de Argentina.
Los organismos de derechos humanos intentan cuantificar cuántas excarcelaciones son reales entre las 733 “revisadas” por la Fiscalía chavista, cuando el chavismo continúa a la caza y captura de dirigentes opositores. De momento el Foro Penal mantiene que más de 1.800 presos políticos abarrotan las mazmorras de Nicolás Maduro, aunque pese a la opacidad gubernamental se sabe que parte de las liberaciones se producen a espaldas de los familiares instalados en los alrededores de los infiernos de Tocuyito (con brotes además de hepatitis y tuberculosis), Tocorón y Las Crisálidas.
En las dos primeras “están usando vehículos oficiales y ambulancias para sacar a escondidas a los presos, principalmente de noche. Los dejan en terminales sólo con lo que llevan puesto y estos deben llamar a sus seres queridos para que les ayudan a regresar a sus ciudades”, desveló el Comité por la Libertad de los Presos Políticos, que cifra en 60 las excarcelaciones de los últimos días, tras recoger testimonios de familiares.
Pese a ser inocentes, a los liberados se les imponen medidas cautelares para que no realicen declaraciones a la prensa ni describan lo sucedido en el interior de las prisiones, donde se multiplicaron las torturas y los malos tratos en medio de unas condiciones inhumanas. Una política de Estado que continúa: familiares y activistas han denunciado que en la prisión del Rodeo 1, donde la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) ha reunido a los militares presos que más teme. Esta cárcel está cerrada a cal y canto, con prohibición expresa a los familiares, que no pueden ver a los presos pese a ser Navidad.
Al parecer, ocho presos “fueron muy golpeados”, aseguró la defensora de derechos humanos Tamara Suju. Entre ellos están el capitán Sequea, el militar que liberó a Leopoldo López de su encierro, y el capitán Anyelo Heredia, quien ya sufrió torturas muy graves tras ser secuestrado en la zona fronteriza con Colombia el año pasado. “Están incomunicados y castigados”, añadió Suju.
Unos salen y otros entran, esa es la máxima chavista para mantener su plan represivo de cara al 10-E. “Venezuela no merece hogares con sillas vacías como consecuencia de la represión. Basta de dolor, basta de persecución, basta de presos políticos”, protestó ayer la Plataforma Unitaria Democrática a través de un comunicado.
Agencias