Los liberales no andan por ahí violando a la gente. Eso lo hacen los terroristas de Hamas
NotMid 25/10/2024
OPINIÓN
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
Errejón, según sugiere su ridícula cartita de dimisión, ha abusado de algunas camaradas que tenía cerca, pero, ojo, la culpa no era suya, sino del patriarcado, que lo arrastró por el camino malo siendo él tan comunista, o sea, tan bueno. La culpa de lo que hacen mal los comunistas siempre es de los demás: la culpa de las torturas y apagones del castrismo es del bloqueo, sesenta años después de tomar el Poder. La culpa de los infinitos crímenes bolivarianos es de la Oposición, que se ha atrevido a ganar las elecciones, una vergüenza, dice Moneydero, que con Iglesias y Errejón trabajó para la dictadura del Gorila Rojo en CEPS, embrión de Podemos. Dice el trotskitín de Pablenin que su problema es que lleva una vida “neoliberal”. Es la típica vidorra de jerarca comunista: ni un palo al agua y a trincar becas black. Los liberales no andan por ahí violando a la gente. Eso lo hacen los terroristas de Hamas, a los que los comunistas de Podemos y Sumar apoyan y adoran.
Lo que ahora llaman Irene y Yolanda “cultura de la violación” está en los orígenes del régimen leninista. Pravda elogiaba como justicia de clase la violación de las burguesas de San Petersburgo en los cuarteles del Ejército Rojo, que les hacía el honor de violarlas mientras fregaban letrinas. Y lo de tapar las violaciones de los camaradas es muy de las camaradas. ¿O nos van a decir que en estos diez años nadie sospechó lo que pasaba? La gran biografía de Luca Constantini sobre Yolanda Díaz cuenta que protegió por dos veces a un pederasta de su equipo y echó a los que lo denunciaron. Evo Morales tenía una amante menor de edad y dirigía una red de trata. El comunista Daniel Ortega violó a una hijastra y la entregó a su guardia. El Che creó el primer campo de concentración de homosexuales, la UMAP, en cuya entrada se leía “El trabajo os hará hombres“.
Pablenin, el de “las miradas lujuriosas” según Pitita, la novia de Errejón, citó a una alumna de Monedero en el baño, al que “iba a refrescarse”, defendía la democracia “con agallas”, la “izquierda con cojones” y se despatarraba. A Irene, Yolanda y otras rojas del montón ese “cojonudismo” les gustaba, aunque ahora digan que son los hombres con poder los culpables de todo. ¡Qué decir de las mujeres con un poder que les dieron ellos, siendo baldíos culturales, yermos políticos y espeluncas éticas!