El ejército israelí anunció que “se aprobaron y validaron los planes operativos para una ofensiva en el Líbano”
NotMid 20/06/2024
MUNDO
Ante el aumento de los ataques de Hizbulá contra el norte de Israel iniciados el 8 de octubre, tras la ofensiva israelí en Gaza en respuesta al ataque de Hamas, un periodista preguntó hace unos meses al ministro de Defensa, Yoav Gallant, cuál era la línea roja. “Cuando veas cazas de combate en Beirut”, contestó.
De momento, quien ha sido visto en la capital libanesa ha sido el enviado especial de Estados Unidos Amos Hochstein. Durante su visita a Beirut y Jerusalén en un intento de silenciar los tambores de guerra que resuenan con más fuerza que nunca, la Fuerza Aérea israelí atacó objetivos de Hizbulá, mientras la milicia proiraní asumió la autoría del ataque de misiles y drones.
Aunque el aparato no tripulado que hizo más daño psicológico en Israel no contenía explosivos sino una cámara que captó imágenes de instalaciones militares (sistemas defensivos, una base naval, etc.) y civiles (barrios, un centro comercial…) en Haifa antes de volver al Líbano.
Si la capital del norte de Israel entra en el mapa de los misiles del grupo de Hasan Nasrala, el camino a una guerra se acortará de forma significativa y quizá inmediata. Horas después de la difusión del vídeo de 9 minutos y 32 segundos, filmado por el dron al parecer la semana pasada, el ministro de Exteriores, Israel Katz, avisó que su país está “muy cerca del momento de la decisión de cambiar las reglas contra Hizbulá y Líbano“.
“Nasralá se jacta de haber filmado los puertos de Haifa, operados por compañías internacionales de China e India, y amenaza con atacarlos.(…) En una guerra total, Hizbulá sería destruido y el Líbano, gravemente golpeado“, advirtió. Katz admitió que, para “restaurar la seguridad para los habitantes del norte”, Israel pagará “un precio en el frente y en la retaguardia”.
No es la primera vez que un dirigente israelí prepara a los suyos ante un escenario quizá sin precedentes. Hizbulá y Líbano sufrirían el mayor daño, pero el grupo chií dispone de un amplio y preciso arsenal de proyectiles capaces de llegar a cualquier punto de Israel al margen de su flota de drones iraníes y su unidad de élite que lleva años ensayando la infiltración en Galilea. Esta última opción sigue vigente, ha avisado Nasrala, en caso de una guerra que, de desgaste o completa, tendría otro efecto demoledor para Israel: el avance del plan nuclear iraní.
Pero más que el mensaje de Katz, Nasralá siguió con más atención otro comunicado israelí difundido casi al mismo tiempo. Citando la reunión del jefe del comando norte, Ori Gordin, y el jefe de Operaciones, Oded Basiuk, “como parte de la evaluación de la situación”, el ejército anunció que “se aprobaron y validaron los planes operativos para una ofensiva en el Líbano y se tomaron decisiones sobre la continuación del aumento de la preparación de las tropas en el campo”.
En los últimos meses, Israel ha realizado maniobras ante la posibilidad de un conflicto bélico que, como en 2006, incluiría una incursión terrestre en el sur del Líbano. El gabinete de Benjamín Netanyahu deberá decidir sobre el frente norte seguramente cuando finalice la operación terrestre en Rafah. O quizá antes.
Si no se alcanza la tregua con Hamas -condición de Nasralá para cesar sus ataques- Israel podría lanzar una ofensiva a gran escala cuando ya no tenga importantes retos militares en el sur. La cúpula del Ejército recomienda un acuerdo de alto el fuego para liberar a los secuestrados y concentrar sus fuerzas ante la frontera libanesa.
Hizbulá ha ampliado el alcance y frecuencia de sus proyectiles y drones en respuesta a la muerte hace una semana de uno de sus comandantes en uno de los numerosos ataques aéreos israelíes. “Hemos visto una escalada en las últimas semanas. Y lo que el presidente Biden quiere hacer es evitar una mayor escalada hacia una guerra mayor”, declaró Hochstein durante una visita que no redujo su pesimismo ni el intercambio de amenazas.
UN ACUERDO EN GAZA
EEUU intenta aprovechar el hecho de que Israel, Hizbulá y Líbano no desean la guerra, pero sabe que mucho depende de un acuerdo en Gaza. “A todos nos interesa resolverlo de una forma rápida y diplomática y esto es factible y urgente”, señaló Hochstein, que en su reunión con el primer ministro libanés, Najib Mikati, y el presidente del Parlamento, Nabih Berri, avisó que la situación es “muy grave”.
Berri responsabilizó a Israel de la situación por sus ataques en su país y sostuvo que Hizbulá ataca solo objetivos militares. Los anfitriones le aclararon que Líbano no está interesado en una escalada y admitieron que Nasralá no ha variado su exigencia para cesar las hostilidades: el fin de la ofensiva en Gaza.
“Esta guerra, en el frente libanés, ha jugado un papel importante como parte de una batalla más grande”, ha dicho Nasralá en un discurso este miércoles en el que ha señalado que la decisión de atacar a Israel tras el 7 de octubre estaba destinada a causar “daños materiales, humanos y morales al enemigo”. “Dijimos que el objetivo de la campaña es apoyar y ayudar a Gaza, pero existe la posibilidad de que la situación se deteriore”, ha reconocido amenazando a Chipre en caso de que abra sus aeropuertos y bases a Israel en una eventual guerra.
Horas después, el portavoz militar Daniel Hagari avisó en Al Arabiya: “Nasrala lleva a Líbano a un camino peligroso. Hizbulá se aprovecha del pueblo libanés y eligió apoyar a Hamas que secuestró mujeres y niños”.
En un vídeo destinado a calmar las agitadas aguas en su coalición con motivo de una ley abortada que enfrentó a diversos socios de Gobierno, Netanyahu les ha pedido “estar a la altura del momento”, aludiendo también la explosiva situación con Hizbulá. “Estamos en guerra en varios frentes y nos enfrentamos a grandes desafíos y difíciles decisiones”, ha dicho señalando como objetivos “derrotar a Hamas, devolver a todos nuestros secuestrados y a nuestros residentes sanos y salvos a sus hogares, tanto en el norte (cerca de Líbano) como en el sur (cerca de Gaza)”.
Los dirigentes israelíes exigen que los efectivos de Hizbulá se alejen de su frontera hasta el norte del Río Litani tal y como establecía la resolución 1701 de la ONU tras la guerra del 2006. De lo contrario, muchos de los 64.000 israelíes desplazados no volverán a sus casas en el norte tras más de ocho meses.
Al otro lado de la frontera, decenas de miles de libaneses también abandonaron sus casas esperando el regreso de la calma. EEUU y Francia presentaron sus propuestas que incluyen el alejamiento de Hizbulá a varios kilómetros de la frontera y una solución sobre zonas en disputa tras la retirada israelí del sur del Líbano en el 2000.
A la espera de respuestas en torno a una tregua en Gaza, la pregunta es si Israel y Hizbulá podrán mantener su marco de enfrentamiento sin que éste se rompa devolviendo a israelíes y libaneses al verano del 2006, aunque en una versión más devastadora.
Agencias