Sánchez volvió a escribir ayer otra carta para defender el fango de Begoña, que es el suyo, y presionar al juez
NotMid 05/06/2024
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
EL 22 de enero de 2019, Sánchez anunció la entrega totalmente gratis, por 75 años y tras una costosa reforma de muchos millones de euros, del edificio del Palacio de Congresos en la Castellana para ser la sede permanente de la Organización Mundial de Turismo. Y ese mismo día, Javier Hidalgo, dueño de Globalia, grupo que albergaba a Air Europa, anunció la fundación de Wakalua, empresa que ha financiado los tinglados académico-financieros de Begoña Gómez, con el respaldo de la OMT. La presentación de Wakalua tiene lugar en la sede del hub, que así se hace llamar el tinglado, Barrabes Growth Space, y acompañó al dueño de Air Europa en ese acto Zurab Pololikashvili, el georgiano que preside la OMT.
He ahí el nacimiento del cuarteto Hidalgo-Barrabés-Begoña-OMT, que ejecutará la sinfonía de negocios de la señora de Sánchez o, más probablemente, del señor Sánchez a través de su esposa. Wakalua financia el Africa Center, donde Begoña entabla relaciones con APD Maroc, la patronal marroquí, o con Ghana, cuyo Gobierno la trató de first lady y logró subvenciones del husband. Porque aquí si no trincas en inglés no pillas un euro, pero si juntas terminachos en pichinglis, eres sosteneibol, como decía el pronter fonético de Begoña.
Las cartas de recomendación de Begoña a Barrabés fueron apoyadas meses después por su enamorado marido en un acto público en Aragón, ante Javier Lambán. Allí, el Doctor cum fraude explicó que el negocio de Barrabés, a quien conocía de Benasque, bonito pueblo junto a la estación de Cerler donde los Sánchez-Gómez esquiaban, era un modelo de emprendimiento postmoderno, dos-punto-cero, y sosteneibol.
A Barrabés le llovieron los millones en unos concursos que nunca hubiera ganado sin recomendación. Y Globalia, financiadora de Begoña, que viajaba por el mundo con Hidalgo y Aldama a la sombra de la OMT, fue rescatada con mil millones de fangosos euros por Sánchez, en lo que las fangosas democracias considerarían una fangosa prevaricación del Consejo de Ministros. Sánchez volvió a escribir ayer otra carta para defender el fango de Begoña, que es el suyo, y presionar al juez. Otra vez.
Y la natividad de esta epopeya de corrupción ocurrió un 22 de enero de 2019. Qué día.