NotMid 22/05/2024
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Hay frases que definen a una persona, una política y hasta una época: “Defender las instituciones españolas de insultos y difamaciones que puedan hacer mandatarios extranjeros no entiende de peros, porque más allá de lo ideológico está la educación y el patriotismo”, dijo Sánchez, tras llamar drogadicto, nazi y dictador al presidente de la República Argentina.Inmediatamente después, su perrito Óscar, como aquel de Pablo Porta, homo antecessor de Rubiales, al que García llamaba Pablo Pablito Pablete, llamó loca a la presidenta de Madrid -esta vez no le dijo corrupta, como Sánchez- y borracho a su Jefe de Gabinete, amén de no retirar lo de drogota a Milei, que encima es abstemio y casi vegetariano.
Adorni, el brillante Jefe de Prensa de la Casa Rosada, hizo anteayer un breve resumen de los insultos de Sánchez y su Gobierno contra Milei. Y recordó que, para injerencia, el vídeo de Sánchez apoyando a Massa y al ruinoso Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, condenada por corrupción. Y el propio Milei ha dicho sobre esta proclamación de Begoña como institución a la que los españoles, los argentinos y el mundo entero debemos acatamiento: “Hay que explicarle que él no es el Estado, él no es España; y mucho menos, su mujer”.
El problema de Sánchez sería sólo psiquiátrico si no fuera político. Saliendo del caso Milei hace falta valor, y chapotear en el fango de la esquizofrenia, para que censure difamaciones y reclame respeto “más allá de lo ideológico” el mismo que, con su perro Óscar y la rehala gubernamental, lleva años injuriando a Ayuso, a su difunto padre, a su madre, a su hermano y a su novio cuando no lo era, usando delictivamente a la Fiscalía y a Hacienda para divulgar datos de la Agencia Tributaria. Y eso, aunque la Fiscalía española y la europea han concluido que nunca ha habido ningún trato de favor con dinero público por parte de la presidenta madrileña. En vez de insultarla, Fangoso debería emularla: no dar cientos de millones de euros a la empresa del patrocinador del negociado de Begoña y declararlo “materia reservada”. ¡Y tan reservada!
Lo que echo en falta en la sustitución de la soberanía nacional por la Begoranía dinástica es declarar a Begoña institución, faltaría más, pero “sin ánimo de lucro”. Si eso no queda claro, van los argentinos y los confunden con los Kirchner.