Vender la ciudadanía por medio millón de euros no parece una decisión muy digna, muy igualitaria, muy democrática
NotMid 10/04/2024
OPINIÓN
DAVID LEMA
Hay un capítulo de Nieve negra. Dioses, héroes y bastardos del ajedrez, de Jorge Benítez, donde compone el réquiem por Mark Taimanov, al que le retiraron su pasaporte por cometer un crimen a causa de un error: humillar al pueblo soviético tras ser destrozado en el tablero por el estadounidense Bobby Fischer. En el contexto de malditismo frío de Taimanov, dice, «mi vida se convirtió en un infierno»; una conclusión a la que se llega después de leer que el pasaporte es un invento perverso porque segrega por nacimiento. Ahora que España prohibirá la práctica conocida como golden visa si un millonario extranjero compra un inmueble de 500.000 euros o más, me acordé de un pasaje del libro, en el que Benítez asegura que, «estando convencidos de que el pasaporte debe ser emitido por causas fortuitas como el lugar donde venimos al mundo, se nos dice de repente que esto puede alterarse por el otro gran fake new de la civilización: el dinero».
Habrá quien vea en la frase populismo; yo creo que está escrita con verdad. Son dos elementos que siempre se entremezclan pero en este caso no se confunden: vender la ciudadanía por medio millón no parece una decisión muy digna, muy igualitaria, muy democrática. Tampoco sin riesgos: este domingo contaba Pablo Pardo en nuestra Actualidad Económica que el mecanismo es un coladero para delincuentes que genera problemas en países como Jordania, Egipto, Dominica… y también en la UE y Reino Unido. No se preocupen: ninguno de estos es el principal argumento del Gobierno para prohibir las golden visa por compra de pisazo. Dice que favorece la especulación de vivienda.
Según publica Transparencia Internacional, con datos de Exteriores, desde 2013 -cuando se implantó el sistema en una coyuntura económica desesperada por buscar inversión- a 2023 se concedieron por esta vía visados a 6.000 extranjeros. La cantidad no parece desorbitada como para influir en el precio de la vivienda. Da igual. En un país en el que cada piso en alquiler se lo disputan hoy 27 familias, donde ya hay que destinar medio sueldo para pagar un hogar y en el que un piso de 80 metros cuadrados construidos en la capital no baja de 450.000 euros, la especulación es lo de menos. Lo de más es la higiene y la estética, que importan. Claro que importan.
Por cierto: Taimanov no pudo comprarse un pasaporte. Desconozco si tenía dinero, pero creo que no existía la golden visa. Era un macguffin, una excusa argumental. Como el electoralismo.