NotMid 13/12/2023
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
Una importante cantidad de ciudadanos, en crispadas manifestaciones, se han echado a las calles para denunciar la amnistía como un fraude, una humillación y una patada a la Constitución; para denunciar la defensa de una banda de taifas trinconas y el fanatismo reaccionario supremacista, que convirtió un farol y una derrota en poder. Pero, no sé si por tacticismo o por vergüenza, el Gobierno, que había aclamado a su presidente en la presentación de un libro, mostró escaso interés por el debate de la amnistía. En la tarde más triste desde el 23 de febrero -según Feijóo-, se inició el debate de la toma en consideración de una ley que es un atropello, en un martes negro sin la presencia de su principal instigador, con 100.000 firmas en contra y una crispación que recuerda épocas dramáticas.
Pedro Sánchez, que el miércoles explicará su gestión en el semestre de la Presidencia española en el Parlamento de Estrasburgo, se escapó del pleno. No sé si se sienten culpables por borrar los delitos de los separatistas y la condonación de sus deudas o es que les da igual lo que ocurra en el futuro mientras tengan carteras.
Dejaron a Patxi López solo ante el peligro de una ley que no apoya la mayoría de la población y que él calificó de transparente y democrática. El presidente del Gobierno, tan egocéntrico como Julio César o Calígula, que se sentían por encima del Senado, tiene parecida actitud hacia el Congreso, que es el último recurso para imponer una medida que ha dividido el país y para seguir en el Palacio de la Moncloa, sin ganar elecciones, sin el apoyo de los dioses y sin poder salir a la calle porque le insultan. Feijóo, ante la espantada, declaró que sería cobarde no luchar contra un atropello que menoscaba el Estado de Derecho, la separación de poderes y la Constitución.
En el hemiciclo, Patxi López habló de una ley con la que se siembre esperanza, a lo que Feijóo contestó que todo esto es corrupción; una manera de comprar la investidura. Añadió que España no se merece a un presidente secuestrado ni que lo que ocurra se decida mensualmente en Suiza. Para Gabriel Rufián la amnistía salda una deuda con Cataluña. Según Junts es una fórmula para la desjudicialización de la política.
Todo esto ocurre cuando la política es populismo sucio, las democracias enferman y no hay hombres de Estado sino de legislatura que hacen trampas para seguir chupando.