Urtasun suscribe la doctrina según la cual los museos europeos son aberrantes, un canto a la propiedad que hay que «descolonizar»
NotMid 01/12/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Se llama Urtasun, que podríamos traducir como Obtuso u Obtusun, y es el nuevo ministro de Kulturia en este Gobierno de lerdas, lerdos y lerdes. Sucede a Iceta, que topó muchos años con Primero de Económicas hasta que le prohibieron presentarse, y, como él, es un pijo catalán, diplomático y, para compensar, comunista. Fue uno de los 27 eurodiputados, de 700, que se negó a condenar el rapto de dos mil niños ucranianos por Putin y, con Sira Rego, defendió la masacre de Hamas. ¿Un genocida vocacional? Este tuit rescatado por Santiago González lo retrata como jenocida cultural: «Hoy hace 25 años que nos falta Gloria Fuertes. Medio lustro sin una poeta y cuentista libre, valiente y feminista que escribió algunos de las poesías e historias más increíbles de las que hemos podido disfrutar en este país».
El lustro de 50 años, antes sólo de cinco, es un homenaje a la inflación y una aportación a la cultura general. Antes, un lustro era cinco años, o sea, un quinquenio. Antiguallas. Ya su predecesor Javier Solana rebautizó onceavo al undécimo, pero como lo propio del socialismo es robar, creímos que no contaba, sino que contabilizaba su porción de tarta. Eran los años de la inmensa corrupción felipista y el traspiés gramatical era lógico. Jaime Campmany le puso El Onceavo y lo encajó muy bien. Su hermano Luis apreció menos el premio Tonto Contemporáneo que daban Aguilar, Pradera, Carandell y otros socialistas alfabetizados, género casi extinguido. Al decirle que el tonto de ese año era él, dijo, tras un hosco silencio: «Esto me pasa a mí por querer modernizar España». Y no recogió la tiza.
Pues bien, Urtasun u Obtusun, al que llamaremos minilustro o, por abreviar, milustro, dice que habría que trocear el Museo del Prado y hacerlo horizontal, repartiéndolo en 300 puntos, a tres cuadros por punto. Obtusun suscribe la doctrina de Borja-Villel, verdugo director del Reina Sofía, según la cual los museos europeos son aberrantes, un canto a la propiedad que hay que «descolonizar». Y qué mejor que destruir el museo de pintura más importante del mundo, que, encima, está en Madrid. Él ya ha descolonizado el lustro, alcanzando la inflación del peso argentino. Lo veo, tijera en mano, cortando en pedacitos Las meninas y rehaciendo el puzzle en el Consejo de Milustros.