No es el brazo armado de Sánchez, sino su reemplazo. No es una pieza de la carrocería sanchista, sino el «motor del cambio»
NotMid 22/11/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
El nuevo Gobierno de Sánchez es semejante al anterior, corregido y aumentado en burricie liberticida, pero como es un gobierno gobernado y un ejecutivo ejecutable, si los que lo han puesto no lo ven del todo eficaz disponen de un superministro que no es vicepresidente porque eso sería rebajarse de categoría. Bolaños es, en realidad, el vicedictador del nuevo régimen, por si el dictador Sánchez falta -no sé, algún virus marroquí- y el proceso de demolición del Estado de Derecho y la nación española debe continuar. Bolaños no es el brazo armado de Sánchez sino su reemplazo. No es una pieza de la carrocería sanchista, sino el «motor del cambio», como Juan Carlos I en la Transición. Su nombramiento es el más importante en la política española desde el de Carrero. En tiempos de Franco se decía: «Después de Sánchez, las instituciones». Hoy todas son de Bolaños. No sólo representa a Sánchez, sino a los que lo han puesto. Es el futuro Negrín, del mismo modo que Sánchez es el actual Largo Caballero, aquella mula.
En el BOE de ayer exhibió obscenamente su condición de ama de llaves de los tres poderes: el Ejecutivo, como ministro de la Presidencia; el Legislativo, como encargado de relaciones con las Cortes; y el Judicial, el más importante, como ministro de Justicia y verdugo del CGPJ. Añadamos su condición de comisario político y coordinador de la checa judicial, porque ayer aprobó la mayoría social-comunista-golpista-bildutarra las comisiones parlamentarias que evaluarán y castigarán hasta con penas de cárcel a los jueces que no hayan respetado a golpistas y terroristas, delincuentes de leso proceso, que en la Ley de Amnistía equivale a lesa patria o lesa majestad. ¿Y quién va a coordinar el linchamiento televisado de los jueces y fiscales, sobre todo los de la Sala Segunda del Supremo, leales a la Constitución? El único que reúne y mangonea los tres poderes tradicionales: Félix Bolaños.
Ayer, cuando perjuraba la Constitución ante el Rey, tenía la palidez de Robespierre. El mismo color, o sea, ninguno, que, al sacar a Franco de la fosa, obsesionado en vengar la derrota de una guerra civil que para él nunca acabará. Antes fue ministro de Memoria Democrática, para tapar Paracuellos. Delegada esa tarea en la ETA, mandará jueces a la guillotina. No parará.