El PSOE quiere estigmatizar la oposición a una amnistía que minorías violentas utilizan para enfrentarse a las fuerzas del orden
NotMid 09/11/2023
EDITORIAL
Protestar de forma cívica contra la amnistía de una larga lista de delitos vinculados con el referéndum ilegal catalán no es solo un movimiento legítimo, respaldado por el derecho constitucional a la manifestación pacífica, sino que es uno de los efectos esperados del programa de profunda discordia que impulsa el PSOE. En toda democracia los ciudadanos tienen derecho a concentrarse en la calle contra aquello que consideren injusto, siempre y cuando no utilicen métodos violentos. La violencia es el límite que no debe cruzarse nunca; menos aún cuando se invoca el respeto a la ley.
La convocatoria de protestas ante las sedes de los partidos no es ilegal pero sí rechazable, como también lo fueron las que la izquierda promovió hace años frente a Génova. Las que se han celebrado estos días frente a las sedes del PSOE en distintas ciudades se han desarrollado sin violencia, con las excepciones del lunes y de este martes frente a Ferraz.
El lunes por la noche, unas 200 personas de estética ultra se enfrentaron a los policías. Estos emplearon gases lacrimógenos, un recurso excepcional que solo puede utilizarse por orden del superior político (el delegado del Gobierno). Este martes aumentó el número de manifestantes y la Policía tuvo que cargar cuando, a las diez de la noche, grupos de ultraderechistas que se negaban a dispersarse atacaron a los agentes. Además, dos figuras de la derecha radical guiaron a una parte de la marcha hasta el Congreso, sede de la soberanía nacional, en un paso adelante que debe denunciarse sin ambages.
Pero los violentos son solo una minúscula parte de un movimiento de protesta amplio y pacífico. Por eso es de un enorme cinismo que quien está liderando el proceso de división entre españoles más grave de nuestra historia reciente, tras el intento de ruptura entre catalanes que impulsaron Junts y ERC, pretenda estigmatizar a los ciudadanos que, expulsados de ese proyecto de país, manifiestan su desacuerdo. La doble vara de medir es inaceptable: se equipara lo ocurrido en Madrid con los violentísimos ataques que el independentismo orquestó en 2019 tras la marca de Tsunami Democràtic. Ataques que buscaban destruir la paz social y ahora serán amnistiados. En este sentido, y en su afán por capitalizar las protestas, Vox está prestando otro magnífico servicio al PSOE. La presencia de Abascal frente a Ferraz y su discurso inflamado solo contribuyen a caricaturizar a una gran parte de la población que, desde la racionalidad y la busca del interés general, se opone a la amnistía.
La semilla de la discordia está sembrada y las minorías violentas la utilizan para enfrentarse a la Policía Por eso debe apelarse a la responsabilidad, pero también al compromiso, desde las convicciones morales y democráticas, ante un plan de investidura que se basa precisamente en la división del país en dos bloques enfrentados.