Varios estudios en EEUU señalan esta tendencia. “No hay una sola causa”, apuntan desde la Seimc y engloban en un cóctel de factores “la reactivación inmunológica del virus de la varicela”
NotMid 01/11/2023
Ciencia y Tecnología
Sufrir la incomodidad dolorosa de ‘la culebrilla’ o el herpes zóster no debe atribuirse sólo a las personas de avanzada edad. Algunos estudios en EEUU ya apuntan a incrementos de casos en adultos jóvenes, entre los 30 y los 40, “aunque que tenemos que verificar que eso sea así. No podemos ser tajantes sólo con la recogida de datos de la clínica. Hay que analizarlos desde el punto de vista epidemiológico”, explica Josefa Masa Calles, del Servicio de Epidemiología de Enfermedades Prevenibles por Vacunación del Centro Nacional de Epidemiología (CIBERESP) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Mientras Masa Calles trata de matizar la situación, los datos de diferentes estudios empiezan a poner sobre la mesa un repunte de casos de “una infección causada por el virus varicela-zóster, de la familia Herpesviridae, que es el mismo agente que produce la varicela”, explica María del Mar Tomás Carmona, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
En EEUU, el CDC recoge la tendencia del aumento de casos en franjas de edad inferiores a los 50 años. Cabe destacar que, en España, más del 90% de las personas adultas han pasado la varicela en la infancia y, por lo tanto, pueden desarrollar herpes zóster. “La vacunación contra la varicela, de forma sistemática y bajo la cobertura de Sanidad, llegó bien entrado el siglo XXI (2005-2008). En ellos, resulta más complicado el desarrollo del herpes zoster, solo cabría esa posibilidad si la vacuna hubiera dejado un virus enconado que diera la cara tiempo después”, explica Masa Calles.
Un trabajo publicado por el NIH señala el cambio de tendencia. “Durante el período de estudio, las tasas tuvieron el mayor aumento en el grupo de pacientes menores de 30 años, seguido de la cohorte de entre 30 y 60 años, y ambos conjuntos representaron una mayor proporción del total de pacientes con herpes zoster en 2021 en comparación con 2018″. Los datos, puestos ‘en cuarentena’ mientras son revisados ya que los investigadores advierten de que se trata de un preprint, son la pista “sobre la que que tenemos que trabajar ahora”, insiste Masa Calles.
Desde la Seimc, la portavoz recuerda que no se trata de una infección infectocontagiosa sino “por la reactivación del virus que permanece acantonado [dormido o latente] en los ganglios sensitivos de las raíces dorsales tras la primoinfección. La reactivación se produce generalmente décadas después de padecer la varicela”.
¿POR QUÉ HAY AHORA MÁS CASOS?
A falta de registros definitivos con perspectiva epidemiológica, como advierte la experta del ISCIII, que espera tenerlos en 2024, hay que poner el foco en el cóctel que detalla Tomás Carmona. “No hay una sola causa asociada“, apunta tajante. Entre los motivos que enumera están las infecciones y reinfecciones de Covid, cambio climático, hábitos de vida (estrés) y mayor circulación del virus de la varicela. “Todo esto afecta a nuestro estado inmunológico y a su reacción”.
“Desde la llegada del SARS-CoV-2 hemo visto como todo el ecosistema delos virus se ha alterado“, argumenta la portavoz de la Seimc. Para ello recuerda la “inusual aparición de la gripe en verano, la alteración de la cepa B sobre la A; la desaparición del VRS durante casi un año…”.
En cuanto al epígrafe del impacto medioambiental, “hay que mencionar que empiezan a realizarse estudios sobre cómo las temperaturas más altas y los niveles de humedad más elevada, junto a ciertos cambios estacionales también lo estén favoreciendo”, explica la portavoz de la Seimc.
Sobre los estilos de vida, Tomás Carmona no duda en señalar al estrés. “También se asocia muchísimo a la ansiedad y que esté detrás de la producción de la reactivación del virus latente”.
Un trabajo publicado en Clinical Infectious Disease apunta que “la incidencia de herpes zoster ha aumentado más de cuatro veces en las últimas seis décadas. Es poco probable que este aumento se deba a la introducción de la vacunación contra la varicela, la terapia antiviral o al cambio en la prevalencia de personas inmunocomprometidas”.
Mientras todos estos puntos de vista “podemos analizarlos de forma más sosegada“, porque “se necesita tiempo para analizar lo que ha ocurrido estos cinco años [con una pandemia de por medio]”, subraya la experta del ISCIII, los pacientes sufren los cuadros de dolor indescriptible y de molestias cutáneas.
¿CÓMO CURSA EL BROTE?
Cerca de 10-15% de los infectados sufren dolor durante al menos 90 días (neuralagia posherpética, NPH). Además, con menor frecuencia, puede producir daño neurológico permanente, como parálisis de los nervios craneales y hemiparesias o deterioro visual secundario al herpes zóster oftálmico. “Solo se puede hacer tratamiento sintomatológico”, explica Tomás Carmona. “Si bien, para evitar nuevos brotes se puede optar por la vacunación contra el herpes zóster”.
Desde el ISCIII los últimos datos disponibles que hay sobre el impacto del herpes zoster corresponde a 2018. Así en el Informe epidemiológico sobre la situación de Herpes Zóster en España, 1998-2018Resultados de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica se apunta que la tasa de incidencia es mayor en mujeres que en hombres a cualquier edad. Si bien, la tendencia es creciente con la edad y se acelera a partir del grupo de 50-54 años: pasa de ser 235,7 casos por 100.000 habitantes entre los 45-49 años a 333,5, lo que supone un incremento del 41%. Si bien el aumento de la tasa se ralentiza a partir de los 75-79 años, después llega al máximo en el grupo de 80-84 años (877,1 casos por 100.000).
Esta es una de las razones por las que “se recomienda la vacunación en estos grupos de edad“, apunta Masa Calles. “Y no solo por el impacto de la infección en sí misma, más bien por todas las comorbilidades y complicaciones que supone en esta franja de edad”, apunta Tomás Carmona.
Agencias