La presidencia se disputará entre el voto protesta y el del miedo, cuando el país necesitaba más que nunca el de la razón
NotMid 24/10/2023
EDITORIAL
Argentina quedó el domingo encallada entre dos populismos de signo contrario.Por un lado, un peronismo manchado por la corrupción que preside desde hace 16 años un gigantesco fracaso económico y social. Por otro, un experimento ultraliberal y antisistema que promete acabar de una vez por todas con la ‘casta’. Los argentinos decidirán el próximo 19 de noviembre si apuestan por uno u otro modelo, encarnados por dos figuras muy controvertidas:Sergio Massa y Javier Milei.
El primero, ministro de Economía del desacreditado Alberto Fernández, logró el domingo resucitar el oficialismo con una sorprendente victoria electoral que se produjo a pesar de que su Gobierno ha disparado la inflación al 140% y hundido al país en una pobreza que golpea ya a cuatro de cada diez argentinos. El segundo, libertario radical, pretende refundar Argentina reduciendo el Estado a la mínima expresión a base de recortar ministerios y ayudas, dolarizar la economía, erradicar el Banco Central, desterrar la educación y la sanidad públicas y hasta liberalizar la posesión de armas.
Ambos extremos lograron copar el domingo la parte del león del espacio electoral, expulsando de la contienda a la derecha tradicional de Patricia Bullrich, a la que Milei ha tendido ahora la mano tras meses de duros ataques para forjar un frente unido contra el peronismo. La ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri, candidata por la que apostaban los empresarios e inversores, ha sido incapaz de articular una alternativa creíble para canalizar la indignación ciudadana contra la izquierda oficialista. Un fracaso que deja al centro político huérfano.
Massa, un pragmático situado a la derecha del peronismo que ha oscilado entre la alianza y el distanciamiento con Cristina Kirchner, protagonizó una remontada que, una vez más, no supieron pronosticar las encuestas, logrando un respaldo del 36% en las urnas frente al 30% de su rival. La clave que le ha propulsado desde el tercer puesto en las primarias de agosto a la victoria electoral en los comicios del pasado fin de semana ha sido una campaña eficaz en la que ha sabido movilizar el voto contra Milei, presentándose falsamente como candidato de la moderación, único capaz de defender el Estado del bienestar y frenar el peligro institucional que representa el candidato derechista. Para ello se ha ocupado, por ejemplo, de incrementar el gasto clientelar pese a que las arcas públicas llevan tiempo en números rojos. Importante ha sido también su alianza con Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, que ha revalidado su triunfo con una sólida mayoría en una de las plazas fuertes para el peronismo.
La segunda vuelta se disputará entre el voto protesta y el del miedo, cuando se necesitaba más que nunca el de la razón para sacar al país del hoyo en el que el peronismo lo ha hundido.