La visita del presidente estadounidense es un espaldarazo a su aliado israelí, aunque también le pide contención
NotMid 19/10/2023
EDITORIAL
Joe Biden emprendió ayer la misión más compleja de su mandato para desescalar la crisis desatada por el sanguinario ataque de Hamas contra Israel. El presidente estadounidense se desplazó a Tel Aviv para poner un cortafuegos diplomático al potencial incendiario del conflicto, que amenaza con prender en otros países de la región y desembocar en una guerra de dimensiones incontrolables. Horas antes de que el Air Force One aterrizara en territorio israelí, la explosión en el hospital Al-Ahly de Gaza, un crimen de guerra que causó cientos de víctimas y del que israelíes y palestinos se acusan mutuamente, disparó la tensión no sólo en la Franja, sino en todo el mundo árabe.
La indignación popular cuajó de Bagdad a Estambul en una oleada de protestas ante embajadas de Israel y Estados Unidos, a las que se sumó el «día de la ira» convocado por la milicia libanesa Hezbolá, aliada de Irán, «para presionar a los gobiernos árabes» y forzarles a tomar medidas. La onda expansiva de las manifestaciones llegó así al plano político, donde el líder palestino, Mahmud Abbas, el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y el rey Abdalá de Jordania cancelaron la reunión prevista con el mandatario estadounidense.
Nada más llegar, Biden respaldó la versión de Israel, que asegura tener pruebas de que el ataque fue perpetrado por la Yihad Islámica. Pero también advirtió a su aliado Benjamin Netanyahu de la necesidad de contención. Y lo hizo refiriéndose a un paralelismo histórico que el propio Gobierno israelí usó para definir la jornada más sangrienta para el Estado judío desde su creación en 1948: el 11-S. El mandatario puso el ejemplo de los ataques contra las Torres Gemelas para pedirle a Israel que no se deje llevar por la «rabia» y evite «errores» a la hora de «buscar justicia» como los que Estados Unidos cometió en el año 2001.
La respuesta de Washington a aquellos atentados terroristas involucró entonces al país en dos largas guerras, las de Afganistán e Irak, que se resolvieron en victorias militares, transiciones fallidas y retiradas aparatosas, que en el primer caso se saldaron con el regreso de los talibanes al poder y, en el segundo, con el surgimiento de un califato del Estado Islámico a caballo entre el territorio sirio y el iraquí.
Desde EEUU, el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, también hizo hincapié en que el derecho de Israel a defenderse tiene que ser compatible con las leyes de la guerra y el derecho internacional. La visita del presidente norteamericano dejó un primer resultado alentador, la luz verde israelí a la entrada a Gaza de la ayuda varada en la frontera.
Ahora se necesita que los países árabes redoblen los esfuerzos diplomáticos para evitar un conflicto regional que sólo añadiría sufrimiento a los palestinos cuya causa dicen defender.