NotMid 13/09/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
El problema esencial de España es la crisis de la idea nacional, que acarrea la destrucción de la noción de ciudadanía e igualdad ante la ley. En el PP, desde 1990, cuando lo refunda Aznar, parecen imponerse dos ideas que vertebran todos sus programas: la defensa de la nación española y la economía de mercado, que entienden sucesoras de los puritanos y Cánovas, treinta años de liberalismo, hasta 1898, cuando Cánovas cambia, se hace proteccionista y acepta el primer chantaje catalanista, el arancel Cambó.
Esa línea liberal histórica la representa en el último cuarto de siglo la Comunidad de Madrid, de Aguirre a Ayuso, frente a otra línea también de hondas raíces estatalistas e intervencionistas y proclive a pactos regionales con la Iglesia de por medio. Tras el malhadado Trienio Constitucional, esa línea aflora guadianesca en el liberalismo isabelino, en la CEDA de la Segunda República, en el primer franquismo y en los quince años perdidos de Rajoy, que margina a Aznar, combate a Aguirre y con Montoro casi supera a la izquierda en intervencionismo y corrupción.
Tras el intento de asesinato civil de Ayuso por parte de Casado, Feijoó consiguió evitar el colapso: pactó con Ayuso y Moreno Bonilla, liberales y sorayos, la paz dentro del partido y la guerra fuera, contra Sánchez, al que aplasta en autonómicas y municipales. Además, le ganó su único debate, y creyó lo que decían todas las encuestas: mayoría absoluta con Vox. Y sucumbió a la tentación regionalista dejando que la campaña contra Vox la hicieran María Guardiola y los chanquetes de Verano Azul: complejos ante la izquierda y falta de dirección única.
Pero si el problema español es de nación y ciudadanía, lo último que le conviene al PP, lo suicida, es hacer encuestas con el marco mental de la izquierda, que fragmenta a los ciudadanos por sexos, edades y tribus desigualitarias. Los pactos con Vox debieron hacerse y defenderse desde el primer día, como Mazón, y no dejarlos para después de las generales, regalándole a Sánchez, aliado con la ETA y el golpismo, la agitación del «peligro Vox». Para peligro, Otegui y Puigdemont. Pero si tú pagas como ciencia la ideología del enemigo, ya has perdido. Es muy de rajoyano encargar una encuesta a ver a quién le echa la culpa. Y también el camino para la parálisis política del PP, que debe zanjar Feijóo.