Pretenden que el Congreso sea el lugar donde vacíen la Constitución y legitimen la separación
NotMid 21/08/2023
OPINIÓN
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA
Como un periódico, que Arthur Miller decía que era «una nación intentándose hablar a sí misma», los parlamentos son el lugar donde la nación política vive, se expresa y toma decisiones sobre sí misma. Nuestra Constitución establece la existencia de un pueblo español en el que reside la soberanía nacional (artículo 1.2) y concede a las Cortes Generales la tarea de representarlo (artículo 66). Como otorga al Senado el papel de representar a los territorios (artículo 69), y además tenemos parlamentos autonómicos que duplican y ahondan esa representación, es evidente que el Congreso de los Diputados debe ser el lugar donde los españoles se hablen a sí mismos y se entiendan como una nación política en la lengua que les es común y oficial en todo el territorio.
Pero si niegas la existencia del pueblo español y desprecias la nación política alumbrada por la Constitución de 1978, entonces nada de esto tiene sentido. O sí lo tiene, pero precisamente para hacer lo que pretenden Junts, ERC, Bildu y otros: entender el Congreso como el lugar donde te hablas a ti mismo, vacías la Constitución y buscas legitimar la separación.
Nada pone más en evidencia la cháchara vacía y tramposa de aquellos que reclaman el reconocimiento de España como una nación de naciones, una federación o un ente plurinacional que la reivindicación (y tan alegre como incomprensible aceptación por parte del PSOE) de que las lenguas que son cooficiales en las comunidades autónomas también lo sean en el Congreso de los Diputados. Porque incluso si España mutara constitucionalmente para convertirse en un ente formalmente federal, ese pacto debería reforzar aún más el papel del Congreso como el lugar donde se articulara y expresara lo común, esto es, lo que nos une, no lo que nos diferencia. Pero ya sabemos que los que hablan de plurinacionalidad, federalismo o nación de naciones nunca reconocerán la existencia de una nación española, siquiera política, ni saben lo que es la lealtad federal; por eso se refieren a todo lo que no son ellos como «el resto del Estado». Por si lo anterior les ha parecido farragoso, me remito al régimen monolingüista que Junts y ERC defienden para Cataluña y su Parlament (o Francina Armengol para Baleares) para demostrar cuánto les importa la diversidad y su garantía.