El presidente ya está en su residencia veraniega. Pero no puede relajarse si quiere ser investido. Así que ha invitado al prófugo para empezar a negociar clandestinamente
NotMid 13/08/2023
OPINIÓN
JORGE BUSTOS
Todo está listo en La Mareta, el palacete lanzaroteño donde veranea Pedro Sánchez, para recibir en secreto a Carles Puigdemont. Es fundamental que el honorable presidente en el exilio se sienta cómodo en este archipiélago perteneciente al país vecino de Cataluña. A tal efecto se han evacuado discretas consultas para averiguar los gustos más íntimos del president, desde la ratafía a los neonazis nórdicos, y se han retirado todos los símbolos del Estado español que quedaban a la vista, incluida una figurita de flamenca que le regaló a Begoña la ministra de Hacienda. El objetivo es claro: que cada presidente gobierne pronto su respectiva nación, una vez solventados ciertos problemillas con la Justicia que arrastra el molt honorable desde 2017.
Esta vez el paso por la frontera no lo hizo don Carles metido en un maletero. El propio Audi A8 blindado de Sánchez lo recogió en Waterloo (donde el Falcon habría levantado sospechas) y lo condujo directamente hasta Cádiz, alternando música de Lluís Llach con sardanas. Un helicóptero Super Puma, cuatribarrado con pintura plástica para la ocasión, lo esperaba en Rota para trasladarlo a Lanzarote. Como el Dragon Rapide de Franco pero al revés: el golpista esta vez iba de la península a Canarias.
El Super Puma se posa en el helipuerto del jardín y un flequillo inconfundible, alborotado por la corriente que crean las hélices, desciende de la cabina. Debajo de él aparece Carles Puigdemont, prófugo internacional, enemigo jurado de la Constitución, socio necesario de Pedro Sánchez. Un progresista automático, por tanto.
-Mi querido president, ¿cómo está? ¿Ha tenido buen viaje? ¿Le han hablado en catalán durante todo el trayecto, como dejé ordenado?
-Buenas, señor Sánchez. Amnistía y autodeterminación.
-Bueno, hombre, ya iremos a eso. Parlarem, parlarem. ¿Pero no quieres un refrigerio antes? Estarás agotado. Tenemos escudella y carn d’olla, suquet de peix, botifarra y pan tumaca.
–Pa amb tomàquet.
-¿Cómo dices?
-Se dice pa amb tomàquet.
-Toda la razón, president. Precisamente la inmersión extensiva será la primera medida de esta legislatura plurinacional que vamos a abrir juntos. Van a parlar català hasta los bedeles del Congreso.
-Yo no quiero que hablen catalán en ese Congreso de ustedes. Quiero la independencia. En una Cataluña libre solo se hablará el extranjero, o sea el castellano, en la intimidad.
-Como debe ser. Y disculpa que yo hable la lengua del fascismo. Es que me parieron en Madrid, para mi desgracia.
-¿Usted no hablaba tan bien el inglés? Pues aprenda catalán para hablar conmigo. Vamos a tener que hablar mucho los próximos cuatro años. Al quinto desconectamos el país y si le he visto no me acuerdo.
-Si yo no me opongo a los deseos de libertad de un pueblo oprimido por el PP. Pero estas cosas llevan sus trámites, Carles. ¿No quieres que hablemos primero del indulto? ¿Te rebajo algún delito del código penal? En eso tengo experiencia.
-Se indulta a los delincuentes. Yo soy un patriota. ¿Me toma por ese gordo bizco que prefirió entregarse a los tribunales franquistas? Quiero la amnistía para mí y para todos mis compañeros. Tome, le traigo una lista.
-Pero oye, aquí figuran Negreira y Laporta, que no tuvieron nada que ver con el 1-O…
-Por si acaso. Y el referéndum pa cuándo.
-Verás, me dice Cándido que el nombre queda feo, la gente igual se da cuenta. Además es latín, no catalán. ¿Qué te parece Proceso Consultivo de Pacificación?
-Si quiero una consulta voy al dentista, señor Sánchez. Me temo que usted no ha entendido cómo funciona esto. Aquí mando yo. Calendario para un referéndum pactado antes de su investidura. Con observadores internacionales. Quiero a John Carlin y a Gerry Adams verificando el proceso. Y columna semanal en El País.
-Eso dalo por hecho. En esta nueva etapa Barroso y yo hemos pensado rebautizarlo como La Retaguardia. ¿Lo pillas? La Vanguardia en Barcelona y La Retaguardia en Madrid.
-Más cosas. El palacio real de Pedralbes. Quiero alojarme donde lo hacían los reyes de su país cuando venían a colonizarnos.
-No hay problema. Incluiremos una adenda privatizadora en nuestra ley a favor de la okupación para presidentes en el exilio retornados a su nación. Te juro que con Felipe de Borbón apenas hablo. Es hola y adiós.
-Bien. Nos vamos entendiendo. El traspaso de las competencias de Rodalies va de suyo. Pero qué hay de la inversión y los fondos europeos. No puedo fundar un Estado sin dinero. Y lo justo es que nos lo den los españoles tras tantos siglos de opresión.
-El 60% del presupuesto para Cataluña: adjudicado.
-El 80%. Y se dice Catalunya.
-No se hable más: el 80%. Los extremeños me han votado, así que no les importará que en esta legislatura tampoco les llegue el tren.
-Vas aprendiendo, Pedro. Adéu.