NotMid 28/07/2023
OPINIÓN
En algunos países se utiliza la palabra catalán para asustar a los niños y hay una maldición que amenaza: «Así te alcance la venganza de los catalanes». Si Pedro Sánchez logra formar un Gobierno, será el de las vendettas de los separatistas y otros agraviados, que se van a presentar con la cabeza de Pedro en la mano. Los separatistas catalanes van a exigir referéndums de autodeterminación y amnistía por lo que consideran el agravio del 155, cuando se cumplieron las leyes; culpan a la coalición que tanto apoyaron de la derrota con el triunfo del PSC.
Además, Pablo Iglesias se va a vengar de la humillación a la madre de sus hijos, Irene Montero, y del desprecio con el que Pedro y Yolanda trataron a su partido. Pablo ha escrito que el 23 de julio creció el bloque reaccionario y sigue mandando en los medios y en la Justicia; saluda al Gobierno plurinacional que puede formar el PSOE, un Consejo de Ministros que sería débil y corto si no se repiten las elecciones. Lo que se calla es que él podría o podrá derribar el esperpento porque Sumar estará en el Gobierno de coalición y que los cinco escaños que le quedan a Podemos pueden actuar independientemente de Sumar, como partido y como bloque. El que avisa no es traidor y Podemos ha avisado que actuará con autonomía política y análisis propios dentro de Sumar, que ha perdido 700.000 votos de Podemos, pero no le hacen falta tantos escaños para tumbar al posible y difícil Ejecutivo.
Según Pablo, no han conseguido matar a Podemos. Sus votos van a ser tan decisivos o más que los de ERC, PNV, Bildu o Junts. Llegará la venganza por el desprecio al partido que con su voz logró que temblaran los palacios, cuando era el de la gente contra la casta y contra los partidos jurásicos e invocaba la guillotina como madre de la democracia. Decía Pablo el rojo: «Las fotos de las tarjetas en negro son la foto de la casta, la foto de un régimen que se descompone». La estrella del cine mudo lo aplastó en el foro y pasó de los escaños a los platós, donde sigue siendo el dirigente secreto de aquella revuelta que se apaga, pero aún tiene capacidad de derribar el Frankenstein sanchista. Cinco diputados de Pablo van a ser indispensables para la investidura y continuidad de ese disparatado Gobierno en el caso de que llegue a constituirse.