Feijóo haría un notable servicio a nuestra democracia si ayudara a resquebrajar este tabú ofreciendo un gobierno de coalición a Sánchez
NotMid 25/07/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
En los últimos años se han roto muchos tabúes en la política española. La mayor parte han cedido por el lado del PSOE: desde formar un Gobierno de coalición a pactar una investidura con un preso, pasando por los acuerdos con la antigua Batasuna y -pronto- el intento de gobernar sin haber ganado las elecciones. Por el lado del PP, también se ha roto el tabú de alcanzar acuerdos y hasta de gobernar en coalición con Vox.
En el año 12 después del 15-M, parece que todos los tabúes han caído. ¿Todos? ¡No! Una opción poblada por irreductibles prejuicios resiste, todavía y como siempre, al interés general. Se trata de la posibilidad de que los dos grandes partidos gobiernen juntos. Que este sea el único tabú que queda en pie en nuestra política resulta, si nos paramos a pensarlo, sencillamente asombroso. Se dice que una gran coalición daría alas a los extremos, como si no hubieran crecido ya, como si no llevaran años influyendo en los gobiernos nacionales, autonómicos y municipales.
El caso es que Feijóo haría un notable servicio a nuestra democracia si ayudara a resquebrajar este tabú ofreciendo un gobierno de coalición a Sánchez. Si en 2015 Pablo Iglesias listó los ministerios que pedía a cambio de entrar en un gobierno liderado por el PSOE, Feijóo debería detallar ahora qué ministerios está dispuesto a dar a los socialistas en un Ejecutivo liderado por él mismo. Sería una propuesta coherente con su discurso de superación de los bloques, e incluso podría presentarla en la misma carpeta que utilizó en el debate de Atresmedia, cuando invitó a Sánchez a firmar un acuerdo para que gobernase el más votado.
Ninguno de nosotros nació ayer, y sabemos que Sánchez -por desgracia- rechazaría el ofrecimiento. También sabemos que muy pocos de sus votantes le castigarían por ello: nuestra izquierda realmente existente prefiere los acuerdos con ERC y Bildu -y con Puigdemont, cuando llegue el caso- a los acuerdos con la derecha. Esto no quita para que lo correcto sea ofrecer de buena voluntad un Ejecutivo compartido, y recordar así a los españoles que esta opción ni es inconcebible ni es impracticable. Feijóo no tiene nada que perder y todos tenemos algo que ganar si queda claro que al menos un partido propone salir del manicomio sectario en el que se ha instalado nuestra política.