La radicalización de la inmersión en Cataluña es indisociable del retroceso de sus alumnos en los últimos años
NotMid 28/06/2023
EDITORIAL
La radicalización de la inmersión lingüística ha convertido a la escuela catalana en un instrumento al servicio de una causa excluyente que, además, se ha demostrado académicamente fallido. En los últimos años el rendimiento de sus alumnos ha registrado un retroceso evidente que desde ayer analiza el Parlament. Sin embargo, lejos de constatar que el uso de la enseñanza como vehículo para la construcción nacional perjudica a sus estudiantes, ERC y Junts amenazaron con reeditar un «frente común» para combatir la aplicación del 25% de español en las aulas con la que Alberto Núñez Feijóo se ha comprometido. Se trata de una indefendible huida hacia delante en favor de un modelo que no solo no funciona, sino que niega derechos fundamentales y alienta la persecución de quien únicamente invoca sus derechos, como muestra el caso del joven que hoy relata en nuestro Primer plano el acoso que sufrió.
El declive es evidente. Hoy Cataluña es, con Murcia, la comunidad con más abandono escolar (16,9%, frente al 13,9% de la media nacional). También es la región española que más ha caído en comprensión lectora, según el último informe internacional PIRLS, y solo Ceuta y Melilla registran peores puntuaciones. Los resultados no se corresponden con el nivel socioeconómico de Cataluña.
Los sucesivos gobiernos nacionalistas nunca han querido analizar el influjo de la inmersión en los resultados escolares, pese a la obviedad de su factor diferencial: el 51% de sus alumnos tiene como lengua materna el español pero estudia de forma íntegra en catalán. Han sido investigaciones independientes las que han demostrado que esos niños rinden peor, como también ocurre en el País Vasco con el euskera. Cuando la escuela sustituye su objetivo primordial de enseñar a los alumnos por servir a una causa ideológica, son los estudiantes quienes salen perdiendo.
El Govern de Aragonès culpa del deterioro educativo al «Estado», e incluso a la aplicación del artículo 155, que duró 218 días. Tras el fracaso del procés, ERC y Junts han identificado en la escuela la vía clave de confrontación con un eventual Gobierno popular. Sus planes pasan por «blindar» la eliminación del español como lengua vehicular, a lo que el PSC ha contribuido acordando normas destinadas a impedir la ejecución del 25% exigida por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
La educación catalana, utilizada como fábrica identitaria y con estructuras muy ideologizadas, cobija una de las vulneraciones de derechos que de forma más institucionalizada se dan en nuestro país. Será crucial que el PP no se desvíe de sus promesas en esta materia. Tampoco en Baleares y la Comunidad Valenciana, donde los socialistas han impulsado políticas de sesgo nacionalista. En ambas regiones los pactos con Vox contienen una defensa de la libertad de elección lingüística contra la que el separatismo promete rearmarse y que los populares no pueden desatender.