NotMid 05/06/2023
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
Las elecciones del 23 de julio no van a ser una lucha de partidos sino de bloques; ese es el planteamiento de Pedro Sánchez, uno de esos hombres duros que dan nombre a una época y tiene una terrorífica vocación política, que Ignacio Varela llamó una fijación monomaniaca por el poder, una pasión desordenada por mandar. Se ha enganchado a la droga del ordeno y mando y le ha cogido el gusto al cesarismo de Cuatro Caminos. En las elecciones de julio quiere que se enfrenten dos ideas intolerantes y maniqueas, pensando en que será la única manera de mantenerse en el poder porque supone que, en su bloque, estará la mayoría de los vilipendiados que decía Fidel Castro. No quiere saber que los bloques no son solo ideológicos, sino constitucionalistas o separatistas, y lo que el electorado está castigando es la deslealtad y la vileza de decretar el indulto de lo delitos de malversación y sedición contra los que intentaron destruir la nación.
A pesar de la derrota agonizante del sanchismo, el responsable, en vez de dimitir, intenta seguir mandando. Según Pablo Iglesias, el nombre de Pedro Sánchez suena cada vez más en la OTAN. Como es casi imposible que gane las elecciones de julio, uno de sus objetivos es lograr el trasvase de Unidas Podemos a un PSOE que sería el refugio de toda la izquierda. Parece que Podemos tiene un futuro imposible. Pedro no solo quiere sus votos, sino quitárselos de encima. Estaba harto de sus disidencias. Nadia Calviño los ve cerca del final y los de Podemos la llaman la burócrata de Bruselas, repitiendo que todos los derechos que se han reconquistado es gracias a ellos y, por eso, han sido sometidos al bullying y a la injuria.
Yolanda Díaz también quiere sus votos; propone sumar todos lo grupúsculos de izquierda, pero sin nombres propios. Los podemitas contestan: «Sumar sin Podemos es restar». Si no llegan a un acuerdo de última hora, no habrá más líder que ella misma, con la infraestructura y la épica de IU, pero con la intención de ser la muleta en la izquierda de Pedro, si sobrevive. La unidad es es tan difícil que han vuelto los abajo firmantes considerando que es imprescindible que toda la izquierda del PSOE comparezca unida. Dicen: «En la fragmentación de las fuerzas de izquierdas radica la fortaleza de nuestros adversarios y nuestra propia debilidad». Pero esa unidad es dudosa porque Pedro y Yolanda dan por muerta a Unidas Podemos.