Los comicios los ha ganado la formación progresista Move Forward (MFP). Junto con la segunda ganadora, tratarán de apartar del poder al general que se hizo con el poder en 2014
NotMid 15/05/2023
ASIA
En el reino budista de Tailandia millones de personas tenían una cosa muy clara de cara a las elecciones del domingo: había una oportunidad histórica para romper definitivamente con el régimen militar que dio el último golpe de Estado en 2014. Una oportunidad para impulsar a la segunda economía más grande del Sudeste Asiático hacia una regeneración democrática y antimilitarista bajo la dirección de una nueva generación de líderes que pongan límites a los privilegios y excentricidades del establishment realista que hasta ahora parecía intocable.
Los comicios los ha ganado Pita Limjaroenrat, empresario de 42 años y líder del Partido Move Forward (MFP), formación progresista y azote de los militares y de la monarquía. Al final del recuento, Pita aseguró que su partido iba camino de lograr al menos 160 escaños.
El segundo lugar lo ha ocupado quien era el gran favorito en todas las encuestas, el partido Pheu Thai de Paetongtarn Shinawatra, 36 años, vástaga de la dinastía política más famosa de Tailandia: es hija del multimillonario autoexiliado en Dubái y ex primer ministro Thaksin Shinawatra, quien fue destituido en el primer golpe militar que hubo en 2006 y que desencadenó una agitación política en Tailandia que aún perdura.
El bloque de centroizquierda tratará ahora de formar una coalición para apartar al actual primer ministro, el nacionalista Prayuth Chan-ocha (69 años), el general que se hizo con el poder en un golpe de Estado de 2014 derrocando a otra política de la familia Shinawatra, Yingluck, tía de la actual candidata.
Prayuth está arropado por el ejército y por la poderosa realeza. Su partido, el conservador Naciones Tailandesas Unidas (UTN), se ha hundido en las elecciones. Pero a pesar de la derrota en las urnas, Prayuth podría tratar de asegurarse un nuevo mandato gracias a la puerta trasera al poder que le brinda una constitución redactada por los propios militares golpistas, que diseñaron un sistema electoral que facilita la elección del partido que más conviene a sus intereses continuistas.
Un Senado de 250 miembros elegidos por el ejército participa en la votación, junto con los 500 diputados del Parlamento, para nombrar al primer ministro, que debe asegurarse al menos 376 votos, el apoyo de más de la mitad de las cámaras combinadas. No está claro todavía si la oposición sumará la fuerza necesaria para neutralizar el poder del Senado no electo. En los anteriores comicios de 2019, fue precisamente este Senado el que ayudó por unanimidad a elegir a Prayuth, apostando por el general como jefe de una coalición de 19 partidos.
“SI VAMOS JUNTOS, RESPONDEREMOS A LOS DESAFÍOS”
Superado el 80% del escrutinio, el líder del MFP dijo que el impresionante resultado de su partido le dará la capacidad de formar un gobierno de coalición con Pheu Thai. “Hemos demostrado una y otra vez que, si vamos juntos, podremos responder a todos los desafíos que enfrenta el país”, señaló Pita, un hombre de negocios con estudios en Harvard y que era el candidato favorito por el electorado más joven, el que en 2020 tomó las calles de Bangkok para protagonizar protestas masivas contra el poder y la riqueza del excéntrico rey Maha Vajiralongkorn.
Aquellas movilizaciones fueron lideradas por los movimientos estudiantiles y desafiaron a una institución considerada intocable y protegida por el primer ministro Prayut. Hoy, algunos de esos manifestantes están en prisión. Pita ha centrado todo su programa electoral en importantes reformas democráticas, empezando por abolir la constitución redactada por los militares, suprimir el servicio militar obligatorio o revisar las estrictas leyes de lesa majestad, que castigan los insultos al rey con hasta 15 años de cárcel.
“Modificar la estricta ley de lesa majestad de Tailandia sigue siendo una prioridad”, apuntó el líder del partido progresista, quien ha prometido frenar los excesos del rey y mandar a los cuarteles a los militares que arropan a Prayut y que mueven muchos de los hilos del gobierno. Pero las radicales reformas que busca Pita también chocan en algunos puntos con el partido de Paetongtarn, más conservador en cuanto a los asuntos monárquicos. Paetongtarn, al igual que hizo su padre, ha cautivado al electorado prometiendo un ambicioso programa para estimular la economía tras la sacudida de la pandemia, asistencia sanitaria universal y el alivio de la deuda de los agricultores.
Durante la campaña, Paetongtarn ha sido la gran protagonista tras dar a luz a su hijo tan solo dos semanas antes de celebrarse las elecciones. Es relativamente una novata en política, donde se metió hace apenas un año después de ocupar diferentes cargos dentro del imperio empresarial de las telecomunicaciones de su padre, Thaksin, de 73 años, vilipendiado por los militares y con varios casos de corrupción abiertos, pero querido por una parte del pueblo, sobre todo por las comunidades rurales del norte que se beneficiaron de sus políticas de alivio a la pobreza, y que ansían que regrese a Tailandia.
Alrededor del 72% de los 52 millones de electores acudieron a su cita con las urnas este domingo en 95.000 colegios electorales, una participación más alta que en comicios anteriores. La gran mayoría de los votantes han apostado por un cambio, pero los resultados finales para ver quién forma gobierno se pueden demorar hasta dos meses, el margen oficial que hay para ratificarlos.
Incluso si el bando reformista finalmente logra sumar, muchos temen que los militares se aferren al poder. No sería la primera vez. Han dado dos golpes de Estado en menos de 20 años. Sin embargo, en esta ocasión, el general Narongpan Jittkaewtae, el jefe del ejército, aseguró antes de las elecciones que se respetarán los resultados y que no habrá un nuevo sublevamiento por parte de los militares.
Agencias