Pekín tiene una mirada estratégica sobre Latinoamérica y pone los medios para llevarla a cabo: importaciones, inversiones, créditos e influencia
NotMid 01/05/2023
OPINIÓN
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA
Después de estabilizar el país tras el asalto a las instituciones brasileñas en enero de este año, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha retomado la intensa agenda y protagonismo internacional que mantuvo durante su anterior mandato (2003-2010). Entonces, Lula destacó tanto por intentar hacer un hueco a Brasil entre los grandes como por contribuir a construir instituciones que contrapesaran la hegemonía y dominio de Occidente en la definición y sostenimiento del orden internacional y sus instituciones. De ahí nacieron agrupaciones como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) o el G-20, que contó con las voces de México y Argentina. Ahora, el presidente Lula se ha embarcado en una intensa agenda diplomática destinada a promover una iniciativa de paz internacional que siente a Ucrania y a Rusia en la mesa de negociación.
Los pronunciamientos de Lula le han valido el aplauso de muchos, entre otros, los del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, adalid de una Unión Europea que se desenganche de Estados Unidos y se sume al no-alineamiento activo que promueve Lula. Pero también le han llovido críticas, justificadas, en razón de la falsedad de una aparente equidistancia que en el fondo tiene el beneplácito y el apoyo, ¡cómo no!, de Pekín y Moscú, sumamente interesados en todo lo que debilite a la Alianza Atlántica y la unidad occidental.
Lula no está solo en ese frente. Muchos otros en Latinoamérica le acompañan, desde el México de López Obrador a la Argentina de Alberto Fernández o la Colombia de Gustavo Petro. Algunos países (como Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Venezuela) incluso se abstuvieron en la resolución de Naciones Unidas condenatoria de la invasión rusa de Ucrania en marzo de 2022.
A la vez que la UE se ensimismaba y consumía en sus problemas y crisis internas, descuidaba Latinoamérica. Mientras su comercio con la región se duplicaba en una década, China lo multiplicaba por diez con América Latina. Pekín tiene una mirada estratégica sobre Latinoamérica, y pone los medios (importaciones, inversiones, créditos e influencia). Mientras, una coalición de agricultores y ecologistas austriacos tiene secuestrado el tratado de asociación entre la UE y Mercosur, de vital importancia estratégica. ¿De qué nos sorprendemos?