Putin intenta ahora imponer el relato de que la invasión a Ucrania es la respuesta al intento de Occidente de acabar con la existencia misma de Rusia
NotMid 23/02/2023
EDITORIAL
Con altisonante agresividad y recurriendo a razonamientos ajenos al argumentario clásico con el que ha pretendido justificar hasta ahora la guerra contra Ucrania, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, avanzó ayer de manera cualitativa en su particular escalada de belicosidad: tras la visita de Joe Biden a Kiev, anunció que Rusia suspende su participación en el Nuevo Tratado START con EEUU, el acuerdo que limita la cantidad de ojivas nucleares que ambos países pueden desplegar.
Inaugura así una narrativa inédita, igualmente fatua, que desdice la coartada de la presunta defensa de los territorios ucranianos que considera rusos -Lugansk y Donetsk-, para imponer el relato de que la invasión es la legítima respuesta al intento de Occidente de globalizar un conflicto local para acabar con la existencia misma de Rusia, de su identidad. «Defenderemos a nuestros niños de la degradación occidental, [donde] la pedofilia se convierte en norma de su vida», llegó a razonar Putin al anunciar que reanudará los ensayos nucleares en el caso de que EEUU lo haga.
Ante su provocación, Occidente debe unirse al discurso de serenidad y compromiso pronunciado ayer por Biden: defender la democracia «pase lo que pase» para que el mundo «no sea dominado por el miedo y la fuerza». Lo que está en juego es el compromiso con los valores del humanismo liberal.