Casi cinco meses después del ataque al gasoducto, la pregunta sigue sin respuesta
NotMid 18/02/2023
EUROPA
¿Quién saboteó los gasoductos Nord Stream 1 y 2? Casi cinco meses después del atentado, la pregunta sigue sin respuesta a pesar de que la destrucción de tres de los cuatro cubos rompió -tal vez para siempre- la posibilidad técnica de que Rusia reforzara aún más su papel como proveedor de gas a Europa.
Y, como suele suceder en esos casos, la ausencia de respuestas está generando cada vez más teorías. ¿Fue Rusia? ¿Fue Estados Unidos, con la ayuda de aliados de la OTAN, en especial Noruega? ¿O fue la propia Ucrania, aprovechándose del entrenamiento recibido por Estados Unidos, y con la ayuda de otros países de la OTAN, como Polonia?
Una teoría es la rusa, defendida por un conocido conspiracionista y, hasta cierto punto, defensor del papel de Moscú en la guerra: el profesor de la Universidad de Columbia, Jeff Sachs, que ha declarado que helicópteros estadounidenses volaron los gasoductos usando cargas de profundidad. Es una idea que ha lanzado el Gobierno ruso, pero que no parece sustentarse en ningún hecho, más allá de la fe en Putin, algo que parece que Sachs está empezando a desarrollar cada vez más. El hecho de que el profesor sea experto en economía del desarrollo -y, paradójicamente, el principal artífice de la debacle económica rusa que culminó con la suspensión de pagos del país de 1999 y la llegada al poder de Putin- y no en cuestiones de defensa le resta aún más credibilidad.
Otra tesis que ha cobrado carta de naturaleza estos días es la del veterano periodista Seymour Hersh, según la cual el Nord Stream fue atacado en una operación conjunta de Estados Unidos y Noruega. La teoría de Hersh ha sido atacada por la Casa Blanca, y también por múltiples expertos.
La newsletter estadounidenses Spytalk ha desmantelado las afirmaciones más básicas de Hersh al demostrar, por medio de imágenes de satélite, que los barcos noruegos que supuestamente ayudaron a los estadounidenses a volar los gasoductos, se encontraban muy lejos de la zona de la explosión. Todo ello por no entrar en la afirmación de Hersh de que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, es un espía estadounidense desde la época de la Guerra de Vietnam. Es algo formidable, porque cuando EEUU se fue de Vietnam, en 1973, Stoltenberg tenía 13 años, una edad que se antoja prematura para hacerse agente doble.
AFIRMACIONES FANTÁSTICAS
Claro que Hersh no es nuevo en esto de hacer afirmaciones fantásticas. En 2014 dijo, por ejemplo, que las Fuerzas Especiales de EEUU están controladas por el Opus Dei. Eso significa que los aproximadamente 3.500 miembros que esa organización católica tiene en EEUU controlan a los 34.000 soldados de las Fuerzas Especiales estadounidenses. La idea fue tan descabellada que el Opus. Rompiendo su tradicional discreción, publicó un desmentido.
Pero hay otra teoría más espectacular, que estás ganando peso poco a poco. Empezó a circular por Washington hace dos semanas y ahora ha sido recogida por el experto en riesgo político y tertuliano global Ian Bremmer es que fue la propia Ucrania quien voló Nord Stream. La idea es como sigue: Estados Unidos ha entrenado a los ucranianos a llevar a cabo misiones navales complejas, como muestra, por ejemplo, su ataque con drones submarinos contra la principal base rusa en Crimea, la de Sebastopol, el 29 de marzo. Nadie sabe el alcance de la acción. Pero el hecho de que los ucranianos fueran capaces de penetrar en la principal base de la Flota del Mar Negro, que es, precisamente, una de las razones por las que Putin se anexionó Crimea en 2014, demuestra que Kiev sabe jugarlas bazas de la ‘guerra asimétrica naval’ muy bien.
Según esa tesis, que no ha sido corroborada -ni tan siquiera insinuada- por ninguna fuente oficial estadounidense, la acción de los ucranianos contra Nord Stream sorprendió a sus propios aliados, que no los habían entrenado para llevar a cabo acciones tan complejas. Lo que plantea otra cuestión. ¿Lo hicieron ellos solos, o les ayudó alguien?
Ahí es donde Bremmer, que fundó y preside la consultora de riego político Eurasia Group y, también, la web de noticias especializada en política internacional GZero (que toma su nombre, en algo típico de este experto, de uno de sus libros) lanza una idea: Polonia ayudó a Ucrania. En Washington también se cita el posible apoyo técnico de las Repúblicas Bálticas, que son los países que más han ayudado a Ucrania en la guerra, como revela el hecho de que Estonia ha dado a Kiev más del 1,1% de su PIB en ayuda militar. Ésa es una cifra espectacular, porque significa, en relación al tamaño de la economía del país, que le ha dado más de lo que gasta España en defensa.
Sea como sea, Bremmer no da pruebas fehacientes de la participación de Ucrania, Polonia o quien sea en el sabotaje. Digamos que su argumento es que es lógico que Ucrania tratase de separar a Rusia de la UE -y, en especial, de Alemania- lo más posible. Es un argumento que tiene lógica, pero que no basta. Si aplicamos la misma línea de razonamiento, abrimos la puerta a creernos que la CIA preparó el 11-S para quedarse con el petróleo de Irak, o que el Covid-19 es un gran invento de los globalistas para ensayar una dictadura universal. Lo extraño, sin embargo, es que sea Bremmer, que vive fundamentalmente de su imagen pública y de sus contactos de muy alto nivel, quien haya divulgado esa información precisamente mientras viajaba de participar con Elon Musk en la Cumbre del Gobierno Mundial en Dubai a reunirse con todos los líderes de la defensa occidental en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Agencias