Los fascistas -como le gusta decir a la plebe que gobierna- colaboraron de manera personalmente exaltante en la Transición política haciendo aquello que con tanta brillantez fue llamado el ‘harakiri’
NotMid 24/01/2023
OPINIÓN
ARCADI ESPADA
Tengo que pedirle al duro y valeroso reportero Valdeón que en la próxima manifestación contra la política del Gobierno identifique a los portadores de la bandera del aguilucho, hable con ellos, escuche sus razones, los acompañe en el trayecto y de vuelta luego a su casa. Y una vez allí tome habitación en las cercanías e investigue unos días entre vecinos, familiares y curiosos para asegurarse que llevan esa bandera en el corazón y que ninguno de ellos es torticero concejal del Psoe en Fuenlabrada. El periodismo está basado en la desconfianza de desaprensivos como yo y a ellos tiene que servir. Fotografías, planos y planas de las dos banderas inconstitucionales en la manifestación del sábado en Madrid y ni una sola huella de los que las llevaban. Periodismo con vista de águila.
La ignorancia fáctica sobre el hoy se completa con la del ayer. Una joven periodista dice donde Diego que el Partido Comunista no puede compararse con la extrema derecha, porque los comunistas facilitaron la Transición. No hay duda de que lo hicieron. El Partido Comunista tuvo la inteligencia política de comprender que no tenía fuerzas para provocar la Ruptura y que lo positivo para sí mismo y para España era colaborar y tratar de influir en la Reforma. Pero su ejemplo no es el negativo de la extrema derecha, sino su extremo paralelo.
Y es que los fascistas -como le gusta decir a la plebe que gobierna- colaboraron de manera personalmente exaltante en la Transición política haciendo aquello que con tanta brillantez fue llamado el harakiri: el suicidio de honor que dejó libres los asientos para que los ocuparan los demócratas. Esta maniobra de Torcuato Fernández Miranda, una de las más brillantes de la última historia política europea, dio lugar a dos discursos inolvidables: uno de Fernando Suárez, que se abrió la barriga y así decidió cosérsela: «No vamos a intentar disimular con piruetas de última hora nuestras ejecutorias en el régimen. Pero hemos pensado siempre que los orígenes dramáticos del actual Estado estaban abocados a alumbrar una situación definitiva de concordia nacional». Y otro en contra, del notorio Blas Piñar, que se dejó la barriga abierta: «Prefiero un periodo constituyente abierto, con todas sus consecuencias, que esta mascarada de la reforma democrática».
De modo que un respeto póstumo al aguilucho y a los huevos que dejó en el nido.