En su imperio de 70 empresas se encuentran algunos de los emblemas del lujo internacional: Vuitton, Dior, Loewe, Givenchy… Refinado y amante del arte, es dueño también de uno de los museos privados más importantes. Acaba de desbancar a Elon Musk como el hombre más rico del planeta con su fortuna de 186.200 millones
NotMid 18/12/2022
Estilo de Vida
Bernard Arnault (74) ha desbancado al empresario norteamericano Elon Musk como primero en la lista de los más ricos del mundo. No hay tanta diferencia entre sus fortunas. La de Arnault está estimada en 186.200 millones de dólares – aproximadamente la misma cantidad de euros- y la del dueño de Tesla y de Twitter en 181.300 millones. Poca distancia entre estas cifras astronómicas, aunque un abismo en el perfil de ambos personajes.
Seguramente Musk, exhibicionista y egocéntrico, se ha llevado un disgusto por perder el liderazgo del top de la riqueza. Arnault ya dijo en una de sus escasas entrevistas: “Me gustaría salir de esa lista, no encuentro que esa sea una característica para destacar”.
Sus perfiles también son antagónicos. Mientras Musk apuesta por automóviles de vanguardia, naves espaciales y su polémico desembarco en las redes sociales, Arnault es el creador de LVMH, un imperio de productos exclusivos, de máxima calidad y alto precio.
El conglomerado LVMH (Louis Vuitton & Moët Hennessy), forma parte de una forma u otra de nuestra vida de consumidores, no solo de los compradores millonarios. En ocasiones brindamos con Moët, Veuve Clicquot o Ruinart o nos regalamos una maleta Rimowa. Hemos entrado en los grandes almacenes La Samaritaine, en París, donde hay para todos los gustos y precios. ¿Y quién no hace la compra en el Carrefour más cercano, o es habitual de la cosmética de Sephora?
Son algunas de las 70 empresas del imperio Arnault; luego están las joyas de la corona: Vuitton, Christian Dior, Loewe, Lacroix, Celine, Kenzo, Givenchy, la zapatería de Berluti, los relojes Tag Heuer y Hublot, Loro Piana, Fendi, Marc Jacobs, Emilio Pucci, DKNY (Donna Karan New York) y Tiffany, entre una lista interminable donde figura también la casa de subastas Phillips, el periódico Les Echos o Princess Yatch, los yates de lujo británicos,

Si Arnault tiene un competidor en riqueza, el mundo del lujo y la pasión por el arte, éste sería François Pinault, el multimillonario francés (40.000 millones de euros) propietario de Gucci, Saint Laurent, Alexander McQueen, Balenciaga, Bottega Veneta, La Fnac, los almacenes Le Printemps, La Redoute y la sala de subastas Christie’s.
Pinault, suegro de la actriz mexicana Salma Hayek, expone sus 3.000 obras de arte en el Palazzo Grassi de Venecia y llevará su colección al centro de París. Cuando le preguntan por esta rivalidad con Pinault, Arnault asegura: “Tenemos una excelente relación y por otra parte, la competencia es buena cosa”.
El presidente de LVMH es, además de un estratega genial para los negocios, un hombre refinado, culto, amante del arte y benefactor de artistas emergentes. Su mayor placer en la vida privada es tocar el piano a cuatro manos con su segunda esposa, la pianista canadiense Hélène Mercier.
Beatriz de Orleans, al frente de Dior en España durante 18 años, le conoce bien: “Es un hombre muy serio, de pocas palabras, incluso tímido, pero muy encantador. Y a la hora de trabajar, respetuoso y con trato perfecto, si lo haces bien. En los viajes que hemos compartido se le ve austero, come poco, no bebe. Una vez le pedí ayuda para algo y respondió con total generosidad. Estuvo en las bodas de mis hijas“.
Arnault, alto, delgado, de porte elegante y sencillo, con ojos vivos de mirada penetrante, no representa sus más de 70 años de edad.
Su mayor logro como mecenas es la Fundación Louis Vuitton, inaugurada en 2014 en el Bois de Boulogne, un espectacular edificio de Frank Gehry, el arquitecto del Guggenheim, convertido en el museo privado más importante del mundo.

En su impresionante colección privada, el coleccionista tiene algunas de las escasas obras de Basquiat, de quien intuyó su gran talento y atesora obras de Giacometti, Picasso, Monet, Rothko, Jeff Koons, Damien Hirst y esculturas de Richard Serra.
En su despacho de París hay un piano y en una entrevista para el canal Le Musée privé d`Art sorprendió a la redactora interpretando La marcha turca de Mozart que finalizó con unos acordes de jazz. Confesó también que le encanta Kanye West, el ex marido de Kim Kardashian, al que vio actuar en Nueva York.
La familia de Bernard Arnault, de origen judío, tenía cerca de la frontera belga una empresa de obras públicas. Por consejo del hijo, el padre la vendió para reconvertirse en promotor inmobiliario. Al finalizar sus estudios en la prestigiosa Escuela Politécnica, Bernard Arnault ocupó la presidencia de la empresa. Un tiempo después invirtió todos sus ahorros en comprar el grupo Boussac, propietario, entre otras empresas, de Christian Dior. Esa fue su entrada en el mundo de la moda y el lujo.
Llegó a presidente ejecutivo de Dior SA en 1985, un holding que tenía como filial a LVMH, el nuevo grupo del sector del lujo, que abarca Vuitton, Givenchy y Veuve Clicquot. Aprovechando los desacuerdos de los accionistas principales, Arnault compra sus participaciones y se hace con el control del grupo. Bajo su mandato, la expansión sitúa a LVMH a la cabeza el mundo del lujo y la moda, multiplicando los beneficios en un 500%.
A la inauguración en 1999 del rascacielos de Nueva York donde agrupaba todas las divisiones de LVMH asistió Hillary Clinton, esposa del entonces presidente de Estados Unidos.
En 2005 el magnate ya era el hombre más rico de Francia, según la lista Forbes, con 23.500 millones de euros. En 2019 su fortuna alcanzaba ya los 100.000 millones y era la tercera del mundo.
VIDA PERSONAL Y FAMILIA
La primera esposa de Bernard Arnault, Anne Dewavrin, es la madre de sus dos hijos mayores, Delphine y Antoine. Su segundo marido, Patrice Maistre, es también un personaje de las finanzas. Del segundo matrimonio de Arnault con la pianista Hélène Mercier, amiga de Brigitte Macron, nacieron Alexandre, Frèderic y Jean.
El empresario ha puesto a todos ellos al frente de distintas firmas del Grupo, después de que acabaran de forma brillante estudios universitarios y una preparación adecuada. En ocasiones, ha pedido a sus colaboradores una opinión sincera sobre la capacidad de sus hijos para ocupar el puesto al que les destinaba y ellos parecen responder con trabajo y eficacia.
Delphine, mano derecha de su padre, es responsable de Vuitton y su hermano Antoine, director de comunicación, ha sido el creador del anuncio de Vuitton, en el que Ronaldo y Messi juegan al ajedrez, fotografiados por Annie Leibovitz. Estos días, acaba de ser ascendido a director ejecutivo de Dior.
A la boda de Delphine en 2012 con su primer marido Alessandro Vallarino, miembro de una poderosa familia ligada al vino, asistieron la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, colaborador de LVMH como consejero de Fendi y Loewe. Ese mismo día se casaban en Galicia Marta Ortega y el jinete Sergio Álvarez, pero los duques de Lugo no tuvieron ninguna duda de a qué boda debían asistir.

El segundo marido de Delphine, considerada ya una de las mujeres más ricas de Francia, es el magnate de la comunicación Xavier Niel, accionista de Vodafone.
Cuando el presidente socialista François Hollande aumentó los impuestos de las grandes fortunas hasta un 75% Arnault decidió pedir la nacionalidad belga, aunque conservando la francesa. Siempre ha negado que lo hiciera por motivos fiscales y aseguró que seguiría tributando en Francia.
El periódico Libération le dedicó una portada con el titular Casse-toi, riche con! (“Lárgate, rico gilipollas!”), que provocó una denuncia del magnate por “injurias públicas que revelan extrema vulgaridad y un ánimo anti empresa, contrario a las necesidades de enderezamiento económico del país y de lucha contra el paro”.
En cuanto a su futuro, Arnault piensa seguir en la presidencia de LVMH hasta los 80 años. No tiene prisa por jubilarse. El mecanismo de sucesión entre los hijos, está atado y bien atado. Y todo indica, que seguirá siendo el más ricos entre los ricos.
CINCO HIJOS, UNIDOS COMO UNA PIÑA

No hay rivalidad entre los cinco hijos de Bernard Arnault. Delphine, la mayor, es vicepresidenta ejecutiva de Louis Vuitton. Antoine acaba de ser ascendido para llevar las riendas de Dior y mantiene su puesto como responsable de comunicación de Louis Vuitton. Los tres hijos del segundo matrimonio del magnate también tienen responsabilidades importantes en el Grupo. Alexandre en Rimowa, Fréderic en Tag Heuer y Jean, el más joven, se ocupa de la división de relojería de Vuitton. Antes, hizo prácticas en la gigantesca tienda de la marca en los Campos Elíseos de París.

No habrá problemas en la sucesión, al menos mientras viva el patriarca, que piensa seguir como CEO del Grupo hasta los 80 años. En 2023 cumplirá 75.
El conglomerado está diseñado para evitar su dispersión y el paso de Arnault de nacionalizarse belga seguramente fue motivado para salvaguardar la herencia patrimonial de sus hijos tras un posible fallecimiento, ya que los derechos de sucesión en Francia son astronómicos y provocan que se venda patrimonio para poder pagar los impuestos.
EL PRÍNCIPE Y LA MODELO

Antoine Arnault y la actriz ocasional y modelo rusa Natalia Vodianova están juntos desde 2011 y han tenido dos hijos, pero no contrajeron matrimonio hasta 2020. Vodianova nació en Nizhni Nóvgorod , una ciudad industrial a 500 kilómetros de Moscú. Vendía fruta en un puesto callejero con sus hermanas para ayudar a la familia mientras acudía a una escuela para maniquíes, donde le aconsejaron que para dar el salto a París debía aprender inglés, idioma que aprendió en un tiempo récord.
Llegó a Francia a los 17 años y su belleza espectacular, alejada de los perfiles exuberantes de las habituales modelos rusas, la convirtieron en una cotizada profesional que ha hecho una fortuna tanto en las pasarelas como en grandes campañas publicitarias.
Su primer marido y padre de sus tres hijos mayores fue el aristócrata británico Justin Portman, con quien estuvo casada 10 años.
Vodianova creó Naked Hearts, una oenegé para instalar en toda Rusia parques infantiles, modernos y seguros, para niños desfavorecidos y con alguna discapacidad.
Agencias