El IPC sube más lentamente gracias al 22,5% de la bajada de la electricidad. Una reducción que entre otras razones se debe a la excepción ibérica y a la bonificación a los carburantes, que pagaremos a plazos todos los ciudadanos
NotMid 16/11/2022
EDITORIAL
La noticia suena bien: la inflación en España se ha moderado. Es decir, los precios han subido a un menor ritmo (del 7,3%) al que venían registrando (el 10,8% en julio, por ejemplo). La noticia suena bien, en efecto, pero tiene su parte de trampa. Porque si el Índice de Precios al Consumo (IPC) sube más lentamente es gracias al 22,5% de la bajada de la electricidad. Una reducción que entre otras razones se debe a la excepción ibérica y a la bonificación a los carburantes impulsadas por el Gobierno y que pagaremos a plazos todos los ciudadanos.
El caso es que detrás de esos datos existe otra realidad muy distinta: la cesta de la compra, el auténtico termómetro, se ha disparado. Los alimentos son hoy un 15,8% más caros que hace un año. Los números son despiadados: el azúcar cuesta un 43% más; la harina, un 38%; la mantequilla, un 34%; las legumbres, la leche entera y los huevos, por encima del 25%. De modo que los hábitos de las familias ya están cambiando: van menos veces al supermercado y compran menos alimentos. Sobre todo menos productos frescos, que son los más importantes para una dieta sana. Como en los tiempos más difíciles, prima la austeridad. Y en esta situación resulta difícil imaginar que la clase media se contagie de la alegría del Gobierno.