Es razonable que Ayuso no quiera ser percibida como desleal a Feijóo. Pero la lealtad es compatible con la ambición. Mucho más cuando en términos de liderazgo no hay nadie comparable en PP
NotMid 08/11/2022
OPINIÓN
ARCADI ESPADA
Trae el periódico una demoledora foto de Feijóo en Buenos Aires. Está de gira por América y lo muestran entre dos lozanas manolas o flamencas, ay, quién pudiera moverse con soltura entre los refajos del folclore. A pesar de las repetidas advertencias sin ánimo de lucro que se le han hecho sigue mostrándose como el presidente de Galicia. Y lo peor es que ya ni siquiera es presidente de Galicia. Hasta la fecha ningún presidente de Galicia ha ganado las elecciones y Feijóo no va a ser el primero. Su única oportunidad de ganar las elecciones es mostrarse y conducirse como un líder español, candidato a la presidencia del Gobierno de España. Pero quizá a lo único que aspira es a convertirse en presidente de las casas regionales.
En el mismo ejemplar del periódico aparece un prometedor sondeo electoral sobre Isabel Ayuso. Roza la mayoría absoluta en Madrid. No sé si tendría sentido estadístico sondear al pueblo telefónico sobre los resultados que obtendrían Feijóo y Ayuso, si lideraran al Pp en las próximas elecciones. Comprendo que es una encuesta peligrosa, pero para eso están los enemigos: para sembrar cizaña y desencuentro. Hay algo de interés en confrontar las imágenes actuales de los dos líderes. Mientras el primero no logra dejarse de gaitas, la segunda añade a su dominio del marco madrileño el plus de los que la perciben como una futura líder española. Se vota más contra sanchez votando a Ayuso que votando a Feijóo. Sin embargo, aún no es suficiente. Ayuso vacila demasiado a la hora de proponerse como una líder española. Uno solo puede decir que no es Churchill -como es fama que dice, quitándose importancia- cuando aspira a ser Churchill. Es razonable que la presidente no quiera ser percibida como desleal a Feijóo.
Pero la lealtad es compatible con la ambición. Mucho más cuando en términos de liderazgo no hay nadie comparable en el Partido Popular. Esto puede parecer sorprendente en muchos sentidos, pero así de malencarada y caprichosa es la vida. Ayuso, en términos políticos, y para su propia conveniencia, tiene que hacer de Madrid la capital de España y no la capital de la comunidad de Madrid. Para capital regional ya está Barcelona, muy bonita. Lo que eso significa se comprende bien con un error del pasado: nunca Madrid debió elegir como fiesta provincial el 2 de mayo, ese día único en la Historia de la nación en que pudo decirse con rigor, con valor y sin aciaga vocecita aflautada: «Españoles todos».
La paradoja sangrante de este lugar de quicio y mancebía es que a español no va a ganarle nadie a sanchez.