La prolongación de hábitos adquiridos durante la pandemia provocan hoy problemas peores de los que solucionan
NotMid 05/04/2022
OPINIÓN
RAFA LATORRE
La Norwegian es la primera aerolínea que no obliga a llevar mascarilla al pasajero. Detrás de ella, es previsible que vaya cediendo la American Airlines o la Delta, porque el mandato federal que lo regula en Estados Unidos expira este 18 de abril.
He estado revisando algo de lo escrito durante la primera ola y hay un párrafo de mayo de 2020 que quisiera actualizar: “La mascarilla ha ido mudando sus atributos en función del puro interés de un Ejecutivo en fuga. Fue el rasgo del paranoico, un engaño letal, una interesante precaución, una muy recomendable profilaxis y ahora, al fin, un inexcusable y obligatorio salvavidas. Su poder fue creciendo a medida que crecieron las provisiones. He aquí a la ciencia arrodillada ante la burocracia”. La ciencia, en España, todavía no ha levantado cabeza.
Hoy hay cien mil argumentos que urgen a aliviar la carga que soportan los ciudadanos. El principal es que estos tienen que volver a acostumbrarse a decidir sobre su vida tras un par de años de adolescente doma. La enfermedad ha evolucionado y la prolongación de hábitos adquiridos durante la pandemia provocan hoy problemas peores de los que solucionan.
Los técnicos de Sanidad recomiendan esperar hasta la vuelta de la Semana Santa para el desembozo. Lo importante es que ha vuelto a ocurrir algo tremendamente sintomático en el proceso por el que se ha tomado esta decisión. Primero, el grupo socialista le adosó una trampa a la reciente moción de Cs que pedía el fin de la mascarilla. Esa adenda señala que sería en el Consejo Interterritorial de Salud donde se tomará la decisión. Esta conferencia sectorial ha sido utilizada por el Gobierno de forma fraudulenta como cámara de representación durante toda la pandemia. Se reservaba la fecha, o sea, para su pirotecnia propagandística.
Clara Pinar, que ha demostrado tener una información excelente, cuenta en 20 minutos que Fernando Simón ha propuesto levantar la obligatoriedad justo antes de la Semana Santa, en contra del criterio de los técnicos que le asisten. De todos los días posibles para el fin de la mascarilla obligatoria, el Jueves Santo es el único injustificable. Si se puede aprobar entonces, hay que aprobarlo hoy, y si no se puede aprobar hasta entonces, hay que esperar al fin de las vacaciones. La arbitrariedad con la que le han elegido la fecha da una pista de la alegría con la que el Gobierno se permite sus caprichos. Los técnicos, según cuenta Pinar, dijeron “nanai”. Textual. Así que si: La mascarilla ha ido mudando sus atributos por puro interés.
ElMundo