Al menos tres cargueros hundidos o atacados en esa región marítima donde se multiplican las acciones de la marina rusa
NotMid 03/03/2022
MUNDO
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, respondió a la anunciada ofensiva de la flota rusa contra la ciudad de Odesa con uno de eso habituales discursos desafiantes que ya se han convertido en marca de la casa.
“El enemigo también quiere destruir Odesa, pero sólo verá el fondo del Mar Negro. Porque ya están en el fondo”, declaró el mandatario poco después de que sus jefes militares confirmaran que la flota rusa del Mar Negro ha zarpado de Crimea y se encuentra ya en las inmediaciones de la principal ciudad costera ucraniana, que se perfila como el próximo gran objetivo de la invasión de Moscú.
Según un comunicado que difundió el ministerio de Defensa ucraniano, el convoy ruso está compuesto de cuatro grandes buques de asalto anfibio y tres equipados con misiles. “Se dirigen a Odesa”, indicaba el texto.
El despliegue naval de la flotilla rusa ha agravado la problemática navegación en el Mar Negro, que podría quedar completamente interrumpida después de que un carguero de Estonia se hundiera durante la jornada al chocar contra una mina.
El suceso se produce sólo un día después de que otro buque de transporte de Bangladesh fuera afectado por una explosión que mató a uno de sus marineros.
“El barco fue atacado y murió uno de los ingenieros. No está claro si fue una bomba o un misil ni quien lanzó el ataque. Los otros 28 tripulantes no sufrieron daño alguno”, precisó Pijush Dutta, director de la firma propietaria del carguero en declaraciones a la agencia Reuters.
Al menos tres navíos de carga de otras tantas nacionalidades han sido dañados en las últimas jornadas en el área del Mar Negro conforme se intensificaba el acoso ruso en torno a la costa ucraniana, donde intenta capturar Odesa y el puerto de Mariupol, tras haber conseguido dominar la ciudad de Jerson.
Durante la jornada se produjeron varios bombardeos puntuales a lo largo de la costa.
A media tarde, un avión ruso intentó atacar una estación eléctrica en las inmediaciones de Odesa. Los medios locales indicaron que había sido derribado.
Poco antes, más de una decena de personas paseaba plácidamente por la playa de Chornomorsk, a pocos kilómetros del escenario del citado incidente aéreo. Algunos paseaban a sus perros y otros como Sokolov Evgeny se habían traído a su hijo de paseo al parque.
Cuando se les inquirió sobre la calma que todavía se percibe en la región de Odesa cuando todo indica que se avecina un asalto anfibio inédito en Europa desde el siglo pasado, Evgeny admitió que incluso él se escudaba tras un negacionismo absoluto.
“Creo que no sabemos lo que significa una guerra, no queremos reconocer que estamos en guerra. Es muy duro”, señaló.
Fotógrafo y diseñador gráfico, Evgeny es otro de los que añora la Unión Soviética aunque en este caso más por nostalgia o una concepción idílica de lo que supuso aquel experimento ideológico, que por querer que regrese la égida rusa.
“Me gustaría que todos fuéramos una nación, todos unidos. Espero que podamos envejecer”, agregó.
El espíritu utópico que parece inspirar a Evgeny se desvanece por minutos en esta región. Las carreteras que conducen a las playas que se extienden a lo largo de la costa de Odesa y las ciudades circundantes son ahora una constante sucesión de controles militares, donde se generan monumentales atascos, salvo cuando los coches se tienen que apartar apresuradamente ante el paso de un tanque o un vehículo blindado ucraniano.
Las rutas menores han sido bloqueadas con troncos, bloques de cemento o minas antitanque.
“Estamos ante una situación difícil. Los barcos se están moviendo de un lado a otro y podemos esperar un desembarco en cualquier instante. Su plan es rodear la ciudad. Si entran se enfrentarán a fuego, a peleas calle por calle“, precisaba a este diario el alcalde de Odesa, Gennadiy Trukhanov, a media tarde, en uno de los sótanos a donde se han trasladado las oficinas de la administración local.
Era el mismo mensaje que lanzó el nuevo gobernador de la plaza, el coronel Maxim Marchenko, que dijo que Odesa esta preparada para “rechazar al enemigo y no se rendirá”.
La hipótesis de un posible cerco ya es la estremecedora realidad con la que tiene que lidiar desde hace días Mariupol, cuyo alcalde lanzó un desesperado llamamiento a través de la redes sociales en el que acusó a los rusos de impedir el abastecimiento de comida, agua o electricidad. “Nos están destruyendo”, dijo Vadym Boychenko.
Su número dos, Sergei Orlov, relató en una entrevista televisiva que la situación es “tan crítica” que ni siquiera saben el número de muertos que ha provocado la arremetida rusa porque no pueden “recoger todos los cuerpos”.
Agencias