Solo esperamos que los servicios de espionaje occidentales hagan su labor, puedan ayudar a desentrañar el misterio y vehiculen una solución. Mientras tanto, especulamos alrededor de tres escenarios
NotMid 02/03/2022
OPINIÓN
MARTÍ SABALLS
El mundo está mucho peor ahora que hace dos años, con la pandemia ya encima de nuestra sociedad. Incluso en el peor momento, en pleno encierro, sabíamos que un día acabaríamos controlándola y volveríamos a recobrar la normalidad, a la que estábamos dirigiéndonos estas últimas semanas. Hoy no. El futuro de la humanidad está en manos de dos factores desconocidos, impredecibles e incontrolables: qué pasa dentro del cerebro de Vladimir Putin y cómo actuará el círculo de asesores que lo rodea a medida que el hundimiento de la economía rusa afecte a sus ciudadanos. Solo esperamos que los servicios de espionaje occidentales hagan su labor, puedan ayudar a desentrañar el misterio y vehiculen una solución. Mientras tanto, especulamos alrededor de tres escenarios.
Escenario óptimo, puede incluir diversas combinaciones: la crisis económica asola Rusia y empobrece de la noche a la mañana a su población; empiezan las revueltas y manifestaciones multitudinarias; la invasión de Ucrania se enquista e incluso parte del ejército se niega a recibir más órdenes para seguir el genocidio; Putin empieza a perder el favor de algunos de sus palmeros; el presidente de China, Xi Jinping, llama a su amigo para pedirle basta ya; Putin reacciona y dimite, es destituido tras un golpe de Estado, o incluso desaparece del mapa o se va al destierro a Cuba, Venezuela o Corea del Norte. El mundo respira.
Escenario previsible: Ucrania se convierte en el Afganistán (años 80) del sátrapa del Kremlin; el país se divide en dos; Putin coloca a un gobierno títere (su Vichy) bajo su mando, contrapuesto al gobierno oficial; la guerra se enquista durante meses, incluso años, y se entra en un periodo de guerra helada donde la guerrilla ucraniana intenta debilitar a las tropas rusas. En medio de esta situación pueden producirse contactos y mesas de diálogo en que al final se decide dividir ya oficialmente el país en dos. La UE y EEUU acceden a este mal menor. China ríe.
Peor escenario: Putin, con sus tropas viéndose acorraladas por la defensa ucraniana apoyada por la OTAN y otros países como Finlandia, sufre una crisis dentro de Rusia difícil de apaciguar; rodeado de leales servidores, algunos más peligrosos que él, decide apretar el botón nuclear como última esperanza para acobardar Occidente. El fin.
Epílogo: 2 de marzo de 2022 y Podemos, los equidistantes, siguen formando parte del Gobierno de España. Vergüenza.
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